No conocemos cómo era la desnudez en el estado
originario. Sólo conocemos la desnudez en el estado caído, que es
fuente de vergüenza y herida de la concupiscencia.
Por esto,
no podemos decir que en la gloria habrá desnudez tal y como conocemos la
desnudez, ni que el problema sea sólo nuestra mirada, pues el mundo
creado entero fue desordenado, no sólo nuestra mirada, sino el mismo
orden creatural
Es decir, que la desnudez, tal y como la conocemos, es propia del mundo caído y no del mundo en santidad.
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