Hemos visto que los demonios son expertos en insinuar errores que imitan verdades,
y que acuden al vacío como las moscas a la miel,
que incluso la naturaleza aborrece el vacío, --horror vacui!--
y que ese vacío no es más que Ausencia de una Persona, Cristo.
Que la Ausencia de Cristo acrecienta el Espíritu de Vértigo que caracteriza nuestra época,
--según nos enseña el pasaje que nos recordaba Longinos:
"Yo estoy atento y escucho; no hay quien hable rectamente, nadie que ese arrepienta de su maldad, diciendo: '¿Qué es lo que he hecho?' Todos corren desenfrenadamente su carrera, com caballo lanzado impetuosamente a la batalla." (Jeremías 8, 6)
Y que de este espíritu de huída nos alerta la Antigua Sabiduría que preambula nuestra fe, como por ejemplo Séneca:
Siste fugam....stat veritas...
amigo, detén tu huída, permanece en la Verdad...
El tiempo cuaresmal es un tiempo propicio para PURGARNOS de este espíritu vertiginoso, y para FORTALECERNOS contra las sugestiones de las potencias del mal
La Iglesia Nuestra Madre y Maestra nos enseña con su Liturgia penitencial cómo lo haremos.
Y mientras, hermanos, no dejemos un instante de alabar al Señor, que ha hecho maravillas en cielo y tierra y en los corazones de sus hijos adoptivos.
¡¡ LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI !!
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