Atravesando las sombras,
desde muy lejos,
llega hasta mí la voz
del Hombre de Galilea,
que me llama.
Me está llamando por mi n0mbre y yo escucho su voz,
y su Voz me hace nacer de nuevo.
Ya nada temo, se disiparon las sombras,
durante toda la noche ha estado sonando su voz,
mi Dios y Señor me llama y yo corro tras a él,
y voy a su encuentro
y todo lo dejo y en nada me entretengo por el camino,
sino en amarle y amarle y darle gracias arrebatado de amor.
Porque me ha encontrado y yo estoy con Él para siempre.
¡Si solo hiciera caso a esa Voz!
ResponderEliminarMe encantó tu escrito.
Gracias.
DTB!!