Sobre la oración como acción teologal.
Puede decirse que la oración es exégesis de la esperanza.
Cuando dirigimos la mirada a Dios y le hablamos estamos actualizando lo que Él mismo nos ha infundido por el Bautismo, las tres virtudes teologales y, concretamente,
aquella que nos mueve a confiar y esperar la añadidura.
Cuando oramos cobra vida en nosotros el pasaje impresionante de Mt 6, 33: Buscad primero el Reino de Dios, y lo demás se os dará por añadidura.
Como dice Santo Tomás, Suma II, II q 17: la oración es interpretación de la esperanza.
Benedicto XVI, cuando era prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, escribió en "Mirar a Cristo":
"Un hombre desesperado no reza, porque no espera; un hombre seguro de su poder y de sí mismo no reza, porque confía únicamente en sí mismo. Quien reza espera en una bondad y en un poder que van más allá de sus propias posibilidades. La oración es esperanza en acto".
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