lunes, 18 de julio de 2011

De cómo hemos de orar en todo tiempo

La cuestión es simple. Los cristianos hemos de seguir a Jesús adonde quiera que vaya.

¡Es Nuestro Señor!

O lo que es lo mismo: hemos de unirnos a Él en todo momento, siempre y en todo lugar, sin cesar y sin parar. Porque TODA nuestra vida es Suya. ¡Alabado y bendito sea nuestro dulce Salvador!

Porque unirnos a Él no es sino tratar con Él tan íntimamente que nos identifiquemos totalmente con nuestro Amado. (¿Hay dicha mayor?) Lo que no es sino ORAR en todo tiempo.

Así pues, seguir a Jesús adonde quiera que vayamos con Él, y orar, es prácticamente lo mismo. Cuánto más queramos identificarnos con el Señor (ser santos), más hemos de orar.

Hemos de orar, pues, para no dejar de estar abrazados a Jesús, nuestro Amado Salvador y Redentor, Esposo de nuestra alma, fuente de toda nuestra alegría.

Pero... ¿Cuánto hemos de orar?
La Escritura nos lo dice en 1 Tesalonicenses 5, 17: "orad sin cesar".
Sin cesar significa sin parar.

El apóstol Pablo nos lo explica:
"Todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en el Nombre del Santo Señor Jesús" (Colosenses 3, 17)

El apóstol no nos dice qué significa orar sin cesar, pero sí nos dice cómo hacer TODO lo que hemos de hacer.

Mas, si hemos de orar todo el tiempo, ¿qué otra cosa podremos hacer?

Los cristianos sólo hemos de hacer UNA COSA: Orar. Y la forma de orar todo el tiempo nos la explica el apóstol:
"Todo cuanto hagáis de palabra o de obra, hacedlo todo en el Nombre del Santo Señor Jesús"

Vemos claro que un cristiano ha de orar todo el tiempo, que todo lo que debe hacer es orar, y que por tanto todo lo que haga que no sea oración debe CONVERTIRLO EN ORACIÓN. ¿Cómo? haciéndolo todo en nombre del santo Señor Jesús. Hacerlo todo en Nombre de Cristo. Orar todo el tiempo. Es lo mismo.

¿Qué significa esto?

Significa orar sin cesar con nuestras acciones. Hacerlo todo con espíritu de oración.

El espíritu de oración no es sino el espíritu de Cristo. Por tanto, todo hemos de hacer con el Espíritu del Señor. A la manera del Señor.

Es vital por tanto dedicar un tiempo largo y exclusivo a adquirir el espíritu de oración de Cristo. Para que el trato exclusivo con el Señor nos dé fuerzas para poder decir y hacer todo en su Nombre.

Está claro que los laicos, que vivimos en el mundo, no podemos vivir entregados exclusivamente a la oración.

La única forma de orar sin parar es convertir nuestros quehaceres y ocupaciones en motivos de oración.

Un MOTIVO DE ORACIÓN es cualquier cosa hecha en Nombre de Jesús el Señor. Por tanto, todo es motivo de oración.

Nuestra vida entera, pues, puede ser motivo de oración.

El primer motivo de oración es para decir y hacerlo todo por Cristo, no por nosotros.
Porque nadie puede ir al Padre sino por Él. Cristo es el único Camino (Juan 14, 16)
Si todo lo que digo y hago durante la jornada lo hago por Jesús, todo lo que digo y hago llegará a Dios y será grato a Él. Mis palabras y acciones se harán camino de unión con Dios. Trato íntimo con Él. Y ¿qué es orar, sino tratar íntimamente a Dios?
El segundo, es para decir y hacerlo todo con Cristo.
Porque el Señor mismo nos dice en Juan 15, 5. "Sin Mí no podéis hacer nada".

Y para estar con Él hay que estar en gracia. Y no perderla por nada del mundo. Con Cristo en nosotros por la Gracia, todo lo haremos para gloria del Padre, pues todo lo que hace Cristo da gloria al Padre.
Esto no son simples palabras hermosas. Es una realidad indiscutible.

Mientras permanezcamos fuertes en la Gracia, Cristo mismo estará con nosotros y todo cuanto hagamos con Él dentro tendrá un valor infinito, fuente de bienes para nuestro prójimo por la Comunión de los Santos.

Todo cuanto digamos o hagamos sin Él no vale absolutamente para nada en orden a nuestra salvación. Vale más, y hace más bien a cuantos nos rodean, un pequeño acto de virtud con Cristo, que un sin fin de obras de beneficiencia o solidaridad sin Él. Por eso, todo lo bueno natural que pueda hacer una persona en pecado mortal no le aprovecha para nada, no transciende el ámbito concreto de su vida material, y nada vale en orden a su salvación.

Y el tercero es para decir y hacerlo todo en Cristo.
Dentro de Él. Identificados con sus sentimientos. Christianus alter Christus. El cristiano es otro Cristo, por gracia. El deseo del Señor es que seamos uno con Él (Juan 17, 21)
De forma que podamos decir como el apóstol nos enseña: Mihi vivere Christus est. Mi vida es Cristo (Filipenses 1, 21) Porque ya no soy yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mí" (Gálatas 2, 20)
Y todo cuanto hagamos será oración. Porque todo cuanto hace Jesús es oración al Padre.

Oremos sin cesar
Veamos con qué palabras nos lo dice la Escritura:

(Mt 7,7-8): Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.

(Mt 26,41): Velad y orad para no caer en la tentación.

(Lc 21,34-36): Tened cuidado: no se os embote la mente con los agobios de la vida... Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza.

(Hech 2,42): Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.

(Rm 12,12): Que la esperanza os tenga alegres, estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

(1Co 10,31): Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.

(Ef 6,18): Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos.

(Col 3,17): Todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

(Col 4,2): Sed constantes en la oración; que ella os mantenga en vela, dando gracias a Dios.

(1Tes 5,17-18): Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión.

Jesús, Amado mío, todo lo hago por Ti.

Podría morir ahora mismo, si Tú lo quisieras, porque tanto es el deseo que tengo de estar abrazado a Ti, que todo cuanto deseo es estar contigo.

Es por tu amor. ¿Qué quieres que haga en tu Nombre? ¿Qué quieres que diga en tu Nombre?
Jesús, ayúdame a hacerlo todo con tu Espíritu.
Jesús, te amo!!

Todo quiero hacerlo contigo, Amado mío, Esposo de mi alma, ¡te amo con todo mi corazón y con todas mis fuerzas!

Todo lo hago por Ti.

Por eso, todo cuanto hago es TUYO. No dejo de pensar en ti

Mi vida es Tuya.

Vierte tu Gracia en mí y desbórdame, de forma que todos mis pensamientos sean tuyos.

Por eso, en todo cuanto digo o hago está tu Nombre en mis labios. Porque tú eres la luz de todos mis sueños y la única senda de mis días. En ti espero, y te amo, Señor, y todo cuanto hago, hasta el último latido de mi corazón, es Tuyo

¡Alabado sea tu Santo Nombre por siempre, Señor!

Señor y Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo, y te pido perdón por los que no creen, ni adoran, ni esperan, ni te aman.

¡Bendito y alabado seas, Señor de mi corazón!

4 comentarios:

  1. Cercano Alonso:
    Bendeciré al Señor en todo tiempo en mi boca siempre su alabanza!!
    Este tiempo y tu comentario me invita a permanecer en la Gracia...
    La tradición bizantina, recuerdo, nos invita a rezar insistentemente con una jaculatoria pidiendo misericordia. Hace bastante leí un libro sobre la oración constante El peregrino ruso y otro q también me ayudo fue El tratado de oración de Orígenes.
    Como nos dice San Pablo: rezad unos por otros... ANIMO!!! la paz

    ResponderEliminar
  2. Muy buena entrada, Alonso. "¿Hay entre vosotros alguno que esté triste? Que ore" (Santiago 5,13)

    ResponderEliminar
  3. Cornelio, muchas gracias por tu comentario. La tradición bizantina me llega mucho, por su espiritualidad, su bello arcaísmo, resistente a la mundanización.

    Buenas lecturas las que estás haciendo.

    Rezo por ti y los tuyos. Reza por mí, para que no desfallezca.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Longinos, muchas gracias. Tus comentarios siempre me ayudan.

    La cita la guardo muy dentro, para cuando desfallezca.

    Un abrazo

    ResponderEliminar