Los cristianos de ahora necesitamos una medicina fuerte.
La del quebrantamiento, el llanto por los pecados propios y ajenos, la felicidad del anonadamiento en Cristo.
Los cristianos de ahora no podemos conformarnos con menos que con la renovación total de nuestra mente por el Espíritu y la transfiguración del corazón,
de manera que el tiempo de las tinieblas, que es el tiempo en que vivimos, no sea sino el tiempo de la victoria del poder de Dios a través de nosotros, embajadores de la gracia salvadora de Cristo, en este mundo caído.
Omnia quasi oculo Dei intuemur -como si todo lo viéramos con Sus ojos- (Santo Tomás de Aquino)
domingo, 27 de mayo de 2012
De los cristianos de ahora
sábado, 26 de mayo de 2012
De lo único que importa
Dice León Bloy que sólo existe una tristeza: la de no ser santos.
A esto añadiría que sólo existe un temor: que la muerte nos alcance sin ser todavía santos.
Y no me cabe duda que esta tristeza y este temor nos lo envía el Señor para volvernos a Él, para que reaccionemos, nos dejemos convertir y recomencemos a vivir en una más íntima y profunda unión con su Amor.
Porque es lo único que importa.
A esto añadiría que sólo existe un temor: que la muerte nos alcance sin ser todavía santos.
Y no me cabe duda que esta tristeza y este temor nos lo envía el Señor para volvernos a Él, para que reaccionemos, nos dejemos convertir y recomencemos a vivir en una más íntima y profunda unión con su Amor.
Porque es lo único que importa.
miércoles, 16 de mayo de 2012
martes, 8 de mayo de 2012
La música se vuelve icono
En esta economía de mediaciones salvíficas instaurada por el Verbo Encarnado,
lo visible y lo audible son tocados por el Espíritu, que planea sobre la belleza y la convierte en mediadora del poder de Dios.
La Teologia aporta a la estética "la mirada pródiga",
esa forma de mirar las formas estéticas que traspasa lo visible y llega más allá, al hueso de lo inefable.
Lo mismo con la música, es la escucha generosa, la mirada pródiga por el oído, imagen de la obediencia de la fe por la escucha de la Palabra.
La música se vuelve icono de la voz del Verbo
lo visible y lo audible son tocados por el Espíritu, que planea sobre la belleza y la convierte en mediadora del poder de Dios.
La Teologia aporta a la estética "la mirada pródiga",
esa forma de mirar las formas estéticas que traspasa lo visible y llega más allá, al hueso de lo inefable.
Lo mismo con la música, es la escucha generosa, la mirada pródiga por el oído, imagen de la obediencia de la fe por la escucha de la Palabra.
La música se vuelve icono de la voz del Verbo
lunes, 7 de mayo de 2012
Frente a esto, la Gracia
Existe una relación muy estrecha entre el Espíritu de Vértigo, (efecto de la Caída), su velocidad acelerada hasta el fin de los tempos, y la concupiscencia de los ojos:
ese afán de información visual rápida, el ansia de imágenes efímeras, la mirada nerviosa y sedienta de imágenes nuevas cada vez más impactantes, que el intelecto no es capaz de procesar....
Los ojos miran más rápido, pero ven má...s despacio.
Es lo que llamo la mirada vertiginosa, que es mirada superficial.
Frente a esto, la Gracia proporciona un equilibrio, un punto de reposo. La Gracia permanece quieta, en la quietud del Verbo atemporal, y fortalece la razón proporcionándole la paz y el sosiego que necesita su mirada. La mirada ya no es vertigionosa y mezquina, sino serena y pródiga.
Por la quietud alcanza el hueso de las cosas y el alma de la profundidad, y se detiene la huída en Cristo.
Por ello, todas las artes que favorecen la contemplación quieta de las cosas -pintura, fotografía, escultura- contribuyen a forma y conformar en nosotros el hábito de mirar pródigamente la realidad y detener en nuestra sensibilidad el Espíritu de Vértigo.
Penetramos en el ámbito quieto de la estética transcendental.
ese afán de información visual rápida, el ansia de imágenes efímeras, la mirada nerviosa y sedienta de imágenes nuevas cada vez más impactantes, que el intelecto no es capaz de procesar....
Los ojos miran más rápido, pero ven má...s despacio.
Es lo que llamo la mirada vertiginosa, que es mirada superficial.
Frente a esto, la Gracia proporciona un equilibrio, un punto de reposo. La Gracia permanece quieta, en la quietud del Verbo atemporal, y fortalece la razón proporcionándole la paz y el sosiego que necesita su mirada. La mirada ya no es vertigionosa y mezquina, sino serena y pródiga.
Por la quietud alcanza el hueso de las cosas y el alma de la profundidad, y se detiene la huída en Cristo.
Por ello, todas las artes que favorecen la contemplación quieta de las cosas -pintura, fotografía, escultura- contribuyen a forma y conformar en nosotros el hábito de mirar pródigamente la realidad y detener en nuestra sensibilidad el Espíritu de Vértigo.
Penetramos en el ámbito quieto de la estética transcendental.
domingo, 6 de mayo de 2012
Que no ha de ser ciega, sino sobrenatural.
Que la obediencia de los hijos de la Iglesia no ha de ser ciega, sino sobrenatural.
Y en la obediencia sobrenatural puede suceder que el objeto sobre el que recae la obediencia es de no-vista, no visible.
Y por esto compatible no ver y obedecer.
Pero incluso en ese no ver, se ve más allá, con la mirada pródiga, que traspasa los límites de la evidencia y se dirige al más allá de todo objeto y de toda figura inteligible,
hacia el alma de la profundidad, hacia el misterio que late tras las cosas visibles y obedenciales de la Iglesia.
Y en la obediencia sobrenatural puede suceder que el objeto sobre el que recae la obediencia es de no-vista, no visible.
Y por esto compatible no ver y obedecer.
Pero incluso en ese no ver, se ve más allá, con la mirada pródiga, que traspasa los límites de la evidencia y se dirige al más allá de todo objeto y de toda figura inteligible,
hacia el alma de la profundidad, hacia el misterio que late tras las cosas visibles y obedenciales de la Iglesia.
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