lunes, 29 de abril de 2013

La niña cansada y el Hijo del Hombre

La niña pasaba cargada de fruta, bajo el sol ardiente, junto al estruendoso parque infantil.

La niña cansada que cargaba fruta y verduras para la tienda de su padre, contemplaría al Señor tal vez, que la consolaría indeciblemente saliéndole al paso, con su mirada, su abrazo, sus manos de Espíritu


Durante la vida de Jesús en este mundo, muchos niños pasarían a su lado y serían inefablemente confortados por Él. 


Y ya siempre le recordarían mientras vivieran

lunes, 22 de abril de 2013

Si Dios no amara a nadie, como dice Spinoza

Si Dios no amara a nadie, como dice Spinoza, 

el mundo entero se derrumbaría inmediatamente, y la Creación misma quedaría pulverizada a la nada.

Y todo daría igual y el mal reinaría indefectiblemente:

Todas las ovejas perdidas del rebaño humano se despeñarían en el abismo, inevitablemente, y sucumbirían a las fauces de las alimañas.

Ay, la tesis del postmodernismo sería cierta: nada vale nada. ¡Y todo vale!

Pero Spinoza no tuvo en cuenta un dato transcendente y relevante: 

que nuestra razón iluminada por la fe, y auxiliada amorosamente por la gracia, nos dice que Dios nos ama, y tanto, 

que Jesucristo, su Hijo, el Buen Pastor, se ha dejado martirizar en la cruz para  guiar con su Espíritu  a sus ovejas descarriadas.

Para enseñarnos que Dios es un Padre que está loco por vernos regresar, y que nos comería a besos si le dejáramos. 

Ay, si Dios no amara a nadie, como intenta demostrar la metafísica de Spinoza, tú no estarías leyendo esto, ni yo escribiéndolo con lágrimas en los ojos, hoy, que he comprobado cuánto, y cuánto, Dios nos ama.