jueves, 7 de julio de 2011

Lo que Dios nos da

«Misterio verdaderamente tremendo, y que jamás se meditará bastante, el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, dirigidas a este objeto,» (Mystici Corporis 1943,19).

El alma del apostolado es la ofrenda personal. Es obra de la Gracia. Ofrendarse a Cristo por la conversión de los demás, y en bien de la iglesia, abrirnos a la Gracia por completo, para que la Gracia nos sacralice, nos haga ofrenda a Cristo. Es la Gracia la que nos santifica y nos hace ofrenda.

Seamos como arcilla, dejemos que la Gracia divina modele a Cristo en nosotros en bien de los demás.

¿No sabes que lo que tú quieres hacer no importa? Lo que importa es lo que Dios quiere hacer en ti. Déjale hacer. Que Dios haga en ti lo que él quiera, te cueste mucho o te cueste poco, te cueste la vida, el dinero, los medios, la salud, el descanso... cueste lo que cueste, no lo que tú quieras, sino lo que quiere el Señor.

Atentos a la Gracia, dejemos que la Gracia nos empuje a hacer lo que Dios quiere, nunca lo que nosotros queramos. Lo que santifica no es lo que nosotros damos a Dios, sino lo que Dios nos da, es decir, la Gracia divina. No queramos ser alfareros de nosotros mismos.

Es terrible el error semipelagiano, por el que creen que seremos santos más por lo que damos a Dios, que por lo que Dios hace y realiza en nosotros. Pues no es lo que damos, sino lo que recibimos, lo que nos santifica.

Si presto oídos a lo que Dios quiere que yo haga, recibo la Gracia divina que me infunde para hacer su voluntad, y hago todo lo que Él quiere con la fuerza que viene de Él, no con mi fuerza, no con mis planes, no con la eficacia de mis programas. Dios quiere que abramos las manos y recibamos de Él.

Tantos hay en la Iglesia que andan perdidos y desorientados, pensando que es vital lo que ellos hacen... Dios me pide esto y debo hacerlo. ¿Acaso no sabéis que la santidad no viene del hombre, de lo que hace el hombre, sino de lo que Dios nos da, de lo que hace Dios con nosotros? Hagamos única y exclusivamente lo que la Gracia nos empuja a hacer, es decir, la Voluntad de Dios. Sea heroico, sencillo, normal y corriente, poquita o mucha cosa. Lo que Dios quiere que hagamos, lo que NOS DA HACER.

Hay cristianos que quieren vivir una vida cristiana, pero no quieren una perfecta santidad, un total abandono a la acción de la Gracia divina en ellos. Ellos quieren esto y lo otro... pero la santidad no consiste en invertir grandes medios y programas para hacer lo que yo creo por la Iglesia, sino en dejarme transformar por la Gracia de Cristo y hacer única y exclusivamente lo que Dios quiere y por su Gracia me comunica. Y a lo mejor lo que Dios quiere no tiene nada que ver con lo que yo quiero hacer por Dios.

4 comentarios:

  1. Cercano Alonso:
    Al leer tu articulo me invita a pedir continuamente un don, el DISCERNIMIENTO.
    Que quieres de mi Señor?
    Hablando con personas con muchos sufrimientos dicen: voy a tomar las riendas de mi vida!!... Yo he experimentado eso y mi vida ha sido un completo fracaso... Ser nuestro propio alfarero como comentas...
    ANIMO!!!
    Habla Señor que tu siervo escucha...
    La Paz

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  2. Es verdad lo que dices de la importancia de pedir el discernimiento.
    Para nosotros,los cristianos, se refiere siempre a lo que Dios quiere de nosotros, como apuntas.

    Me identifico completamente, cercano Cornelio, con esto que dices:

    "" Hablando con personas con muchos sufrimientos dicenvoy a tomar las riendas de mi vida!!... Yo he experimentado eso y mi vida ha sido un completo fracaso... Ser nuestro propio alfarero

    Cuando yo he intentado esto que dices, siempre he fracasado.

    Señor, no nos abandones! Es el grito orante que lanzaste el otro día, y me uno a Él.

    Un abrazo

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  3. !cuantas gracias tenemos que darle al Espiritu Santo, por inspirarte estas meditaciones que tanto bien hacen al alma que busca a Dios, que por encima de todo quiere hacer en su vida la voluntad de Dios!
    Dejarnos modelar por Cristo a través de su Gracia, no es fácil, pues continuamente tenemos que negarnos a nosotros mismos, dando muerte a nuestro orgullo y a nuestro Yo.
    Le pido al Señor con una súplica insensante que modele mi corazón cada día y lo haga semejante al Suyo.
    Que Dios te bendiga a ti y a toda tu familia, todos los días te vuestra vida, Rosa

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  4. Muchas gracias, Rosa, por tus palabras. Te agradezco mucho el comentario.

    Me anima mucho saber que lo que escribo sirve para edificación de otros. Doy gracias a Dios, y te doy las gracias. Dios te bendiga a ti y a toda la familia.

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