martes, 19 de julio de 2011

Que hemos de contar en nuestro apostolado con la sabiduría y el poder de Dios

El Evangelio no es cualquier libro.

Es mucho más que un libro.

Mira lo que dice el apóstol, en Romanos 1, 16:

"Evangelio... poder de Dios para la salvación de todos los que creen"

Ya sabemos bien por qué hemos de oir, leer, aprender, meditar, memorizar, predicar el Evangelio. Porque confiere el poder, la fuerza de Dios, que necesitamos para alimentar nuestra debilidad.

Pero, ¿de Quién se dice que es fuerza de Dios?

De Cristo:

Observa:
"Cristo es fuerza de Dios y sabiduría de Dios " (1 Cor 1, 24)

Luego si el Evangelio tiene el poder de Dios, es porque tiene a Cristo. Y si tiene a Cristo, tiene también la sabiduría de Dios, como nos dice 1 Cor 1, 24.

El Evangelio tiene, pues, sabiduría divina, no sabiduría humana.

Nada tiene de humano saber de sabios. Porque el Evangelio es saber de Dios, y mira lo que dice Dios mismo del saber de los sabios:

"Destruiré la sabiduría de los sabios" (Is 19, 14)

¿Por qué dice Dios "destruiré la sabiduría de los sabios"?

Porque quiere que en el Evangelio de su Hijo, en su Palabra, sólo exista Su sabiduría, que es Cristo.

Lo explica el apóstol a continuación:

"Ya que el mundo por su propia sabiduría no conoció a Dios en su divina Sabiduría, Dios quiso salvar a los creyentes por la locura de la predicación" (1 Cor 1, 21)

Por eso no encontramos al sabio en el Evangelio. Por eso dice el apóstol: "¿Dónde está el sabio?" (1 Cor 1, 20)

En el Evangelio no encontramos al sabio y su ciencia humana, porque en el Evangelio encontramos la sabiduría de Dios que es Jesucristo.

Por tanto, nosotros los cristianos, al predicar la sabiduría y el poder de Dios, predicamos una cosa: a Cristo crucificado, "pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden, mas para los que se salvan es poder de Dios" (1 Cor 18)

Es decir, la predicación de la cruz es poder de Dios para los que se salvan.

La predicación de la cruz tiene poder y sabiduria de Dios, pues es la predicación de Cristo mismo.

Para los que se pieden es necedad, porque no encuentran sabiduría humana, que es lo que buscan.

Pero para los que se salvan, no con poder humano, sino con poder divino, es sabiduría verdadera.

Fíjate cómo Dios Nuestro Señor no elige a sabios para predicar la cruz de su Hijo. Elige a gente humilde, a necios a los ojos del mundo. Porque esos necios son necios en cuanto al saber de sabios, pero tienen la sabiduría divina en cuanto al saber de Dios.

Es lo que ocurre con nuestro apostolado.

Queremos predicar el Evangelio a los que nos rodean. Hagámoslo como quiere Dios.

Con el poder de Dios, que es Cristo crucificado.

¿Y... cómo se llama el poder de Dios en nosotros? Se llama Gracia. La Gracia es la Vida de Cristo crucificado operante en nosotros, con su fuerza y su poder.. Por tanto, hagámoslo en Gracia. Es necesario para contar con el poder de Dios.

Queremos predicar el Evangelio a cuantos nos rodean: parientes, amigos, conocidos... hagámoslo como Dios quiere.

Con la sabiduría de Dios, que es Cristo crucificado.

Así nos lo enseña el Concilio con palabras firmísimas, que no dejan lugar a dudas:

"La obra para cuyo cumplimiento han sido elegidos por el Espíritu Santo transciende todas las fuerzas humanas y la humana sabiduría" (Presbyterorum ordinis, 15)

Nuestro apostolado, y su eficacia, trasciende todas las fuerzas humnas, porque necesita la fuerza de Dios que es la Gracia de su Hijo.
Trasciende asimismo la sabiduría humana, porque necesita la sabiduría de Dios que es la Palabra de su Hijo

Gracia y Palabra. Gracia y Evangelio. Gracia y verdad, que nos trae Jesucristo (Jn 1, 17)

Por todo esto, en nuestro apostolado con la familia, amigos, conocidos, trabajo, etc., etc., hemos de seguir los pasos de los apóstoles y los santos, que predicaron la cruz de Cristo, predicación que cuenta con el poder de Dios y la sabiduría de Dios.

Nosotros predicamos el Evangelio, Palabra misma de Cristo Crucificado, que no es cualquier libro humano, sino Palabra y Poder de Dios.

Por eso nosotros, los cristianos del siglo XXI, hemos de decir como el apóstol:

"nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judìos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres" (1 Cor 23-25)

Es más fuerte la predicación, el apostolado, así, como nos enseña el apóstol en la Palabra de Dios, a la manera apostólica, es decir, a la manera bíblica y tradicional, como nos enseña la Iglesia, que brotó de la misma Cruz del Señor.

Hemos de huir, por tanto, en nuestro apostolado, de discursos brillantes y elocuentes a la manera de los sabios de este mundo, que quieren cautivar con discuros originales y persuasivos. Sólo contaremos, así, con poder humano. Así restaremos eficacia al poder y la sabiduría de la cruz de Jesús.

No confiemos en nuestras palabras, sino en la Palabra de Dios. No en nuestra sabiduría. Sino en la locura de Dios.
No confiemos en nuestras fuerzas, sino en la fuerza de Dios. Que es debilidad a los ojos de los fuertes de este mundo.

Y sigamos el consejo del apostol:

"Yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fue para anunciaros el misterio de Dios con sublime elouencia o sabiduría, pues no me precié de saber entre vosotros otra cosa sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté ante vosotros débil, con temor y mucho temblor. Mi palabra y predicación no fue con persuasivos discursos de sabiduría, sino con manifestación del Espíritu y poder, para que vuestra fe se fundara no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios" (1 Cor 2, 1-5)

No lo dudemos. El Evangelio, la Palabra de Dios, bíblica y tradicional, según el Saber de Dios en su Magisterio eclesiástico, tiene la fuerza y el saber que necesitan cuantos nos rodean. Basemos en ello nuestro apostolado.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

4 comentarios:

  1. Asi es, el apostolado basado única y exclusivamente en el poder de Dios.
    Evangelizar, llevar la Palabra es imposible si no está impregnada del Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios, es muy cierto que hacer apostolado no es hacer discusos fantasticos, es algo más maravilloso e importante para la vida del hombre es llevar a Dios mismo a los hombres a través de la Gracia que su Hijo Jesucristo derrocha en los apósotoles que están dispuestos a seguirles en la sociedad de hoy, a entregarse por entero a El, olvidándose de sí mismo.
    Ocurre que cuando no se vive del Espíritu de Cristo no se puede llevar a Cristo a las almas, para ésto es importante estar siempre en Gracia de Dios, ¿por que si no?, ¿que es lo que se está transmitiendo?, desgraciadamente nada, porque sólo puede llevar el perfume embriagado de Jesucristo aquél que está empapado de El, y eso es evangelizar, llevar la Palabra de Dios a las almas para que conozcan a Cristo y puedan salvarse, en este mundo materialista y hedonista que tenemos.
    Gracias y mil veces te doy las gracias por publicar éstos artículos que tanto bien hacen al alma de los que queremos seguir a Dios, un fuerte abrazo en Cristo y María para ti y toda tu familia, que la Virgen os bendiga, Rosa

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  2. Muchas gracias Rosa por tu profundo comentario.

    Llevas razón en todo cuanto dices, y lo comparto plenamente.

    Me ha gustado mucho esta frase que has escrito:

    ""sólo puede llevar el perfume embriagado de Jesucristo aquél que está empapado de El, y eso es evangelizar, llevar la Palabra de Dios a las almas para que conozcan a Cristo y puedan salvarse, en este mundo materialista y hedonista que tenemos.


    Un abrazo y que Dios te bendiga a ti y a toda la familia

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  3. Estoy completamente de acuerdo con lo que dices en esta entrada, Alonso, y además me parece muy necesario decirlo ahora. Porque veo que, como viene haciéndose desde hace ya mucho tiempo, a veces se pone el acento en la forma en la que se intenta hacer apostolado, sin darse cuenta de que eso es ya más viejo que el tebeo y ha fracasado estrepitosamente.

    En el apostolado, tiene que estar presente el misterio de la cruz, como dices, que es el misterio de la "locura" del amor de Dios, escándalo y necedad. Algo que, cuando lo dices, en medio de este mundo frívolo, como dice Rosa, parece que se para todo, es como si se rompiera el velo de lo "correcto", y es entonces, sólo entonces, cuando predicamos de verdad a Cristo. Pidamos al Señor que nos conceda hacer el ridículo mil veces por su amor, y que pongamos nuestra confianza en su poder y en la manifestación del Espíritu Santo.

    La respuesta de Rosa me ha gustado mucho también, es verdad que evangelizar es dar al Señor; no es un decir, no es una metáfora, es la realidad, como dice, a través de la gracia. Por eso, si evangelizamos poco, si el Espíritu no se manifiesta como esperamos, creo que es porque tenemos que estar más unidos a Dios y más esperanzados en su fuerza, no es las nuestras.

    Un cordial saludo a Alonso y a Rosa en el Señor, que el Señor nos quite el miedo a ser necios y escandalosos por el apremio de su amor.

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  4. Longinos muchas gracias por tu comentario.

    He experimentado muchas veces esto que describes: ""Algo que, cuando lo dices, en medio de este mundo frívolo, como dice Rosa, parece que se para todo, es como si se rompiera el velo de lo "correcto", y es entonces, sólo entonces, cuando predicamos de verdad a Cristo"

    Es verdad, como bien dices, que debemos estar más unidos a Dios y más esperanzados en su fuerza, no en las nuestras.

    Un abrazo en el señor, desde María, Madre de Gracia

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