martes, 12 de julio de 2011

Que no debemos temer la persecución del mundo

Vemos a diario que hay personas a nuestro alrededor que hacen cosas contra la Ley de Dios y defienden lo que hacen. Ellos no aceptan que es la Ley de Dios lo que violan. Hablamos con ellos, porque queremos que hallen la paz de Cristo. Y a menudo nos asalta el temor de suscitar rechazo en ellos.

Queremos llevar la salvación de Cristo al mundo, pero tememos al mundo. Queremos dar de la Gracia de Cristo al mundo, para que el mundo se salve por la Gracia. Pero tememos al mundo. Queremos la luz para las tinieblas, el gozo para las tristezas de la gente. Pero tememos al mundo. Queremos poner la Vida de Cristo donde hay muerte. Pero el mundo nos acobarda y no nos escucha.

Sin embargo, nada hemos de temer, porque Cristo siempre vence. Cree en Él y vencerás. No tengas miedo al martirio, que es la gran victoria de la luz sobre las tinieblas.

Ya lo decía el beato Juan Pablo II: No tengamos miedo!

Lo mismo dice Jesús (Marcos 5, 36):

No tengas miedo, tan sólo cree.

Y es que el temor filial a Dios, que brota del caudal de la fe, es el principio de la sabiduría y causa de la fortaleza, arma y vigilancia de nuestro combate cristiano, y vacuna segura contra todos los miedos mundanos.

El miedo al mundo, cuando se agranda y nos domina, es por falta de fe, y puede llevarnos a huir de la cruz salvadora, luminosa, de la Verdad y la Gracia de Cristo.

A muchos queremos decirles que lo que hacen es malo, pero puede a menudo más en nosotros el temor a ser rechazados, a ser odiados, a ser burlados, a ser ignorados, a ser puestos en evidencia, que la caridad. Y suavizamos entonces el mensaje para que no se ofenda nadie, y evitamos la cruz y ellos siguen pecando igual que antes. No queremos que piensen mal de nosotros.

Recordemos entonces qué pensaban de Jesús y esto nos ayudará a ser más valientes, más mansos y humildes, pero más valientes en nuestro apostolado.

En el Evangelio de Juan 7, 5, explica el sentir general acerca de Jesús, el Hijo de Dios, el Hombre Celestial (1 Cor 15, 47):

" sus propios hermanos no creían en él

Ni los parientes del Señor (pues a esto se refiere la Escritura con "hermanos", no a hermanos carnales, sino a parientes, según la forma de hablar judía) ni sus parientes creían en Él.

Nos quejamos nosotros de que nuestros familiares, amigos, conocidos, compañeros del trabajo no nos tienen en cuenta, que nuestro apostolado parece estéril, que no escuchan nuestros consejos....

Fijaos cómo trataban al Hijo de Dios, Salvador del Mundo. ¿Querían otorgarle honores, darle premios, nombre miembro honorario de los ateneos, escribirle laudatios y hacerle homenajes? Ni mucho menos. Fijaos lo que dicen de Él algunos de Jerusalén que pasaban por donde estaba Jesús predicando:

«¿No es este aquel a quien quieren matar? (Jn 7, 25)

Nosotros nos quejamos de que nos miran a veces mal. No queremos aparentar ser buenos apóstoles de Cristo porque pueden criticarnos, burlarnos, despreciarnos. Pueden contestarnos mal, no tenernos en cuenta....

Y ahora te preguntas: pero, ¿por qué odiaban tanto al Señor, si Dios es Amor, y es perfecto?

El propio Jesús lo dice:"

El mundo me aborrece porque yo declaro que sus acciones son malas" (Jn 7, 7)

No lo dudemos, entonces. Por mucho cuidado mundano y sutileza que empleemos para aconsejar a nuestros hermanos (sean familiares, amigos, conocidos, compañeros del trabajo... quien sea) y hacerles ver que esto o aquello que hacen es malo, les destruye, y va contra la ley de Dios y ponen en peligro la salvación de su alma;

por mucha falsa prudencia que empleemos, no lo dudéis, el mundo nos odiará porque declaramos que sus obras son malas, y porque lo declaramos en Nombre de Cristo, al que odiaron antes que nosotros, cuando vino al mundo como luz, para salvar al mundo en tinieblas.

Pero pasará otra cosa. A pesar del rechazo del mundo, mira lo que pasará. Lo mismo que sucedió al Señor, a los apostóles:

Muchos de la multitud creyeron (Juan 7, 31)

Si hablamos siempre en su Nombre, la multitud nos odiará, el mundo nos perseguirá, pero muchos creerán en el Señor, muchos se convertirán. Si hablamos con la ardiente caridad humilde de Cristo, muchos se convertirán.

No os quepa duda, sin embargo, de que si nuestro discurso está aguado, es tibio, adulterado, para que el mundo nos aplauda y vea lo tolerantes que somos; el mundo no nos perseguirá, nos hará honores, escribirá discursos de bienvenida y homenajes, nos darán premios y medallas. Pero muchos no se convertirán. Nuestro apostolado será infecundo y seremos como sal sosa que sólo sirve para ser pisada.

Por eso, hemos de seguir los pasos de nuestro Señor, porque somos hechura suya. Y sólo así cuanto haremos dará fruto, y daremos de su Vida, y en abundancia.

Sólo así muchos de esos que nos rodean dejarán de hacer lo que les destruye y aleja de la Vida.

Hagámoslo todo en Su Nombre y no temamos la persecución del mundo, antes bien considerémosla una bendición. Mira la persecución del mundo contra Jesús. Dura ya dos milenios. Y sin embargo contempla la inmensa multitud de santos que le dan gloria, que salvan al mundo, que aman al mundo, que salvan almas. Mira las maravillas que hace el Señor en el alma humana, en las familias, en las sociedades que no reniegan de su Nombre.

Mira las maravillas que ha hecho Dios por medio de su Hijo.

Podremos decirle lo mismo que sus discípulos le dijeron a Él:

«Señor, ¡hasta los demonios se nos someten en tu Nombre!». (Lucas 10, 17)

Laus Deo!!

4 comentarios:

  1. Cercano Alonso:
    El mundo nos atrae pero nos dice Cristo: Animo yo he vencido al mundo!!
    Es difícil declararse a su favor en esta generación, una vez declarado es difícil vivir siempre en el punto de mira, a la espera de un mínima traspiés, pero tengo la experiencia que al final en el momento de angustia somos el apoyo para muchos.
    ANIMO.
    La Paz.

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  2. En el enfrentamiento con el mundo hay que ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas.(Mt. 10,16)

    Queremos que la semilla llegue a la buena tierra y esto necesita de astucia.

    Un abrazo en Cristo :)

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  3. Cercano Cornelio:

    El mundo nos atrae, como un imán, por la concupiscencia, que es la herrumbre.

    Pero más nos atrae el Padre hacia Sí, por Cristo. Y Cristo vence!

    Es verdad, somos apoyo para mucho.

    ¡Señor, no nos abandonoes!!

    La paz.

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  4. Estimado Miserere, el pasaje de Mateo 10, 16 está muy oportunamente traído.

    El Señor nos envía como corderos en medio de lobos, por eso nos da ese consejo que traes a nuestra memoria.

    Un abrazo y gracias

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