miércoles, 12 de octubre de 2011

Toda nuestra esperanza

Una y otra vez caemos en la misma sima y tropezamos con la misma piedra. Y nos desanimamos.

Pero hemos de tener esperanza.

¿En qué?

La Imitatio Christi nos dice en qué no hemos de ponerla:

"No debe poner su esperanza en cosa alguna de la tierra" (L I, c 12,1 )

En cosa alguna de la tierra:

es decir,
...ni en el amor, ni en el dinero, ni en la salud, ni en la familia, ni en los jóvenes,

...ni en la lotería, ni en un nuevo gobierno, ni en un partido político nuevo,

...ni en unos fabulosos y atractivos programas pastorales, ni en una nueva titulación, ni en los viejos planes ni en las nuevas ideas, ni en los teólogos de fama ni en grandes manifestaciones, ni en la naturaleza humana ni en una nueva declaración de intenciones...

En cosa alguna de la tierra.

Hemos de poner toda nuestra esperanza en UNA SOLA COSA, y esa cosa apropiárnosla y aferrarnos a ella.

Una sóla cosa que no viene de cosa alguna de la tierra, sino que viene de lo alto.

Es lo único que debemos apropiarnos, de forma que apoyemos toda nuestra existencia en ella, y construyamos nuestra casa en su roca.

TODA nuestra esperanza.

Ya nos lo dice el Bautista:

"No debe el hombre apropiarse nada que no le venga de lo Alto" (Jn 3, 27)

Sólo debemos pues hacer propiamente nuestra una cosa. Una cosa que viene de lo alto.

Veamos cuál es.

La Palabra Divina nos lo dice con claridad.

"Poned toda vuestra esperanza en la Gracia de la Revelación de Jesucristo". (1 Pe 1:13)

En la gracia, en la vida sobrenatural que trae la Palabra de Cristo, la Verdad de Cristo.

No hay nada en la faz de la tierra ni en la propia naturaleza del ser humano que nos traiga la gracia, salvo Cristo Salvador por su Palabra .

Mas, ¿dónde encontramos la Palabra de Jesucristo, nuestro Salvador, la Palabra en que hemos de poner toda nuestra esperanza y edificar sobre ella nuestra vida, nuestra familia, nuestros planes, nuestros caminos y saberes y quehaceres?

En aquella que la guarda en su corazón y la custodia, y con amor la distribuye.

Aquella que a imagen de la Madre de Cristo conserva el Misterio de toda esperanza en su seno:

la Iglesia, Madre de Gracia a imagen de María.

La Iglesia de Cristo, maternal Sacramento de Esperanza para el mundo.

Por esto, porque sólo en la Gracia de Cristo hemos de poner nuestra esperanza para no caer en la mismas simas y no tropezar con las mismas piedras una y otra vez, ya sabemos dónde depositar toda nuestra confianza.

Sabiendo esto, hemos de dedicarnos a todo aquello que aumenta en nosotros la Vida de Cristo.

A la oración continua. A la contínua oración de alabanza, petición y adoración. A la vida sacramental. Al estudio de la Palabra. Al santo apostolado de la Palabra de Dios. A la Santa Eucaristía, que es la fuente misma de nuestra salvación por gracia.

Y no busques más en qué poner tu confianza.

Porque lo has encontrado.

3 comentarios:

  1. Cercano Alonso:
    Recuerdo un fragmento de San Pablo: ... Tu eres mi esperanza Señor, y no seré confundido...
    Teniendo al Señor como única esperanza nada nos defraudara, ni siquiera nosotros mismos...
    ANIMO!!!
    La Paz

    ResponderEliminar
  2. La caridad es paciente,
    la supremacía de la caridad
    sin verdad no hay caridad
    .... San Pablo y Benedicto XVI

    Enhorabuena por este estupendo blog

    El amigo salmantino de Antonio

    ResponderEliminar
  3. Es verdad, sin verdad no hay caridad, así es.

    Muchas gracias, me imagino que eres Paco M, una gran alegría para mí es recibir tus comentarios, siempre oportunos.

    un abrazo, amigo de Antonio y mío también

    ResponderEliminar