La razón no es prisionera de su propio lenguaje, como creía Heidegger, de forma que nuestra capacidad para pensar a Dios transcendente está limitada por sí misma, y encerrada en su propia inmanencia -como opina el teólogo Chauvet.
No. El enemigo de la razón no es su lenguaje, sino el pecado, que la ofusca, y la vuelve oscura.
La razón natural es capaz de alcanzar a Dios por su propia potencialidad, y no es víctima de sí misma sino del mal que la confunde.
No. El enemigo de la razón no es su lenguaje, sino el pecado, que la ofusca, y la vuelve oscura.
La razón natural es capaz de alcanzar a Dios por su propia potencialidad, y no es víctima de sí misma sino del mal que la confunde.
Querido Alonso:
ResponderEliminarAunque hace tiempo que no comento, te sigo y me alegra leer tus entradas.
En este año de la fe debemos tener presente primeramente lo que nos aparta de ella, como tu bien dices con respecto al enemigo de la razón, el pecado.
Recuerdo que hace ya bastante tiempo estudiaba como el hombre adquiría el pensamiento y el lenguaje en paralelo y en un momento temprano ambos se unían haciéndose uno...y después como los encendidos dardos del maligno, este lenguaje, es usado para tentarnos... es impresionante como el lenguaje es parte importante del hombre y de la fe: el verbo se hizo carne... en el principio existía la palabra...la fe viene por la tontería de la predicación... tú tienes palabras de vida eterna...
Menciona el papa en el youcat en la pregunta 4: ¿podemos conocer la existencia de Dios mediante la razón?...y marca con san alberto magno: la más noble fuerza del hombre es la razón. El fin más elevado de la razón es el conocimiento de Dios
Cercano Cornelio, qué alegría tenerte por aquí de nuevo.
ResponderEliminarEs verdad lo que dices, impresiona la importancia del lenguaje, pero sobre todo, impresiona la importancia del lenguaje de Dios, de la palabra divina, --cuya lectura, meditación, manducación misma en la Eucaristía, nos eleva y transforma en ella misma, haciéndonos palabra, también nosotros, del Verbo, para atraer más almas a Dios.
Un abrazo. --y no dejes de pasarte por aquí