miércoles, 9 de enero de 2013

No conocemos cómo era la desnudez en el estado originario. Sólo conocemos la desnudez en el estado caído, que es fuente de vergüenza y herida de la concupiscencia.

Por esto, no podemos decir que en la gloria habrá desnudez tal y como conocemos la desnudez, ni que el problema sea sólo nuestra mirada, pues el mundo creado entero fue desordenado, no sólo nuestra mirada, sino el mismo orden creatural

Es decir, que la desnudez, tal y como la conocemos, es propia del mundo caído y no del mundo en santidad.

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