viernes, 31 de diciembre de 2010

Adoramus te, Christe

El sublime Adoramus te Christe de Palestrina. La Divina Liturgia en su perfecta y clásica proporción. Tanta hermosura que hace rendir las rodillas, para alabar al Señor.

Lo escucho en una sentida versión de un coro juvenil de Jersey. Al final del canto litúrgico se escuchan aplausos., propios de un teatro. Hace no mucho se cantaba durante la Misa, integrado a la perfección en la Divina Liturgia, Ahora sólo en salas de conciertos. Este descenso del Arte Sacro a lo mundano sólo puede entenderse como una batalla lograda por el maligno. Siento un inmenso dolor por la pérdida de esta música litúrgica. Pero este dolor no mengua un milímetro mi confianza en la Iglesia.
La tremenda pérdida que supone excluir la música sacra litúrgica tradicional de la Santa Misa no se ha valorado todavía en su justa medida. Pero se valorará. Apuntan las reformas litúrgicas de Benedicto XVI, entre ellas la vuelta al canto llano y la polifonía. pero queda mucho para restaurarla.
Habría que recuperar la sensibilidad ritual, los conocimientos musicológicos necesarios, el sentido de lo sacro. Y descartar toda melodía mundana de la Divina Liturgia.
Vuelvo a escuchar el adoremus te, Christe. Quisiera sumergirme en esa músicay no dejar de alabar al Señor y de adorarlo con esta música toda traspasada de fervor, de adoración, de sublime alabanza.

1 comentario:

  1. Tendríamos que recuperar en sentido de la sacralidad. La mayoría de los católicos a lo sumo aceptar un respeto formal en la Liturgia. Se desdeña la veneración y se desprecia la adoración.

    El solo hecho de comulgar a toda velocidad, de pié y recibir la Sagrada Forma de una persona que la reparte como quien reparte fichas de dominó, indica que hemos olvidado la presencia de Dios.

    Nos hemos vuelto agnósticos. Creemos en un Dios lejano que nos delega toda la responsabilidad a nosotros. Su presencia resulta innecesaria. Nosotros lo podemos todo. Por eso campa el pelagianismo como por su casa, para gozo del enemigo.

    En este contexto, la música litúrgica no es más que una forma de animación social. Una forma de entretener una serie de acciones y palabras que nadie comprende. Ojalá recuperemos la música Litúrgica, pero antes tenemos que recuperar el conocimiento de Dios mismo y de la sacralidad como camino que nos une con El.

    Dios no ayude. Un abrazo en Cristo.

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