martes, 9 de agosto de 2011

Seamos fuertes, porque el Señor es Fuerte

La Sagrada Escritura, en el libro de Josué, nos da una maravillosa lección de parte de Dios de cómo ha de ser nuestra fortaleza. De cómo llegaremos a ser verdaderamente fuertes.

Pero fuertes, ¿para qué?

Para salvarnos y santificarnos, según lo dicho en 1 Pe 1, 5:

"la fuerza de Dios por medio de la fe protege para la salvación"

Con ella afrontamos la batalla diaria contra nuestros tres enemigos: demonio, mundo y carne, y vencerlos y ser santos.

Porque hemos de recordar en primer lugar que nosotros, los cristianos, tenemos un maravilloso mandato del Señor que cumplir: ser santos. ¿Por qué?

Nos lo dice el Señor:

"porque Yo soy santo" (Lev 19, 2)

El libro de Josué nos enseña que hemos de ser firmes y valientes, constantes y audaces para mayor gloria suya, y nos enseña el por qué, enlazado con las palabras del Señor en el levítico llamándonos a santidad.

Sed fuertes, nos dice Nuestro Señor, porque Yo soy Fuerte y Yo estoy con vosotros.

Es decir, si nos manenemos firmes en la fe con la firmeza de Dios, que sobrenaturaliza nuestra propia firmeza natural, seremos verdaderamente fuertes. Si somos fuertes con fortaleza solamente humana, sucumbiremos al demonio, al mundo y a la carne.

Dios no nos dice en el libro de Josué: --sed fuertes, porque dentro de vosotros está la verdadera fortaleza,

sino:

--sed fuertes porque Yo estoy con vosotros y yo soy el Fuerte.

Nos alimenta, por Gracia inmerecida, gratuita y misericordiosa, con su Fortaleza, que es Cristo,
de forma que podamos decir con el apóstol:

"Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Fil 4, 13)

Pero volvamos al libro de Josué, capítulo 1.

Fijaos en qué situación se encuentra. Moisés ha muerto. Él debe hacerse cargo de su Pueblo, y conquistar la Tierra prometida venciendo a temibles enemigos. El Señor le dice que sea fuerte y valiente, pero fijáos cómo se lo dice, no glorificando las cualidades meramente humanas propias de Josué, sino prometiéndole su Divina Asistencia y el auxilio de su Poder:

""2 “Mi servidor Moisés ha muerto. Ahora levántate y cruza el Jordán con todo este pueblo, para ir hacia la tierra que yo daré a los israelitas.

3 Yo les entrego todos los lugares donde ustedes pondrán la planta de sus pies, como se lo prometí a Moisés.

4 El territorio de ustedes se extenderá desde el desierto y desde el Líbano hasta el Gran Río, el río Éufrates, y hasta el Gran Mar, al occidente.

5 Mientras vivas, nadie resistirá delante de ti; yo estaré contigo como estuve
con Moisés: no te dejaré ni te abandonaré.


6 Sé valiente y firme: tú vas a poner a este pueblo en posesión del país que yo les daré, porque así lo juré a sus padres.

7 Basta que seas fuerte y valiente, para obrar en todo según la Ley que
te dio Moisés, mi servidor. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, y así tendrás éxito en todas tus empresas.


8 Que el libro de esta Ley nunca se aparte de ti: medítalo día y noche, para obrar fielmente en todo conforme a lo que está escrito en él. Así harás prosperar tus empresas y tendrás éxito.

9 ¿Acaso no soy yo el que te ordeno que seas fuerte y valiente? No temas ni te
acobardes, porque el Señor, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas
”.


Vemos que el Señor nos dice que seamos audaces y valientes y no vacilemos ante el mal porque Él está con nosotros, Fuente de todo Bien.

No desprecia nuestra fortaleza humana, sino que la perfecciona y sobrenaturaliza.

Igualmente nos dice que meditemos día y noche su Palabra (como nos dice en el Salmo 1) y que actuemos fielmente (obedeciéndole en todo ) .

Es decir, la meditación de la Palabra de Dios, y la obediencia y ductilidad a la Gracia, son fuente de fortaleza.

Así pues, siendo fieles a las mociones de la Gracia y asiduos a su Palabra, sobre todo en la Liturgia y la oración constante,

venceremos y seremos santos como es Santo nuestro Señor,

no porque seamos muy heroicos por nosotros mismos, sino porque Dios es Fuerte y Santo y está con nosotros por la Gracia de Cristo, que es la potencia santificadora de Dios

«Sólo en Dios se repone de mi alma, de Él viene mi salvación; sólo Él es mi roca, mi salvación, mi ciudadela, no he de vacilar» (Sal 62, 2-3);

«A los que esperan en Yahvéh él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse» (Is 40, 31).

El Señor nos pone en guardia contra la glorificación de nuestras propias fuerzas:
«Así dice Yahvéh: No se gloríe el sabio por su sabiduría, ni el valiente por su valentía» (Jer 9, 22).

Podemos vencer, pues, porque el mismo Dios Todopoderoso nos manda vencer y nos asegura que está con nosotros, con todo su Poder --que es Cristo--a nuestro servicio para la edificación de su Reino .

Demos gracias al Señor nuestro Dios que nos fortalece y santifica por su Palabra. Y no tengamos miedo. Tan sólo... ¡creamos!

"Porque todo el Plan de Dios se fundamenta en la fe" (1 Tim 1, 4)

Laus Deo Virginique Matri

4 comentarios:

  1. Doy gracias a Dios porque es verdad ,el Señor es nuestra fortaleza, nuestra santidad. Su palabra no miente. Como usted dice, creamos sin vacilar, El nuestra victoria.Todo lo podemos en Aquel que nos conforta.
    ¡Muy buena reflexión!.¡Muchas gracias Alonso!
    Dios le bendiga.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por su comentario.

    Dios la bendiga con su Gracia.

    ResponderEliminar
  3. Alonso:

    No se debe a nuestros méritos humanos, nada. "No por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad, por Cristo, Señor nuestro", reza el Canon romano.

    Pero... pero Dios también busca y emplea las cualidades humanas, las capacidades de cada sujeto, y por gracia, las potencia y las pone a su servicio.

    Creo que hemos de ser muy cuidados para conjugarlo todo bien.

    fortísimo abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Cierto, don Javier. Muy cierto.

    la Gracia perfecciona la naturaleza, no la destruye. La potencia, como muy bien dice.

    Por eso escribí en la entrada: "No desprecia nuestra fortaleza humana, sino que la perfecciona y sobrenaturaliza"

    Pero usted lo explica más claramente:

    ""Dios también busca y emplea las cualidades humanas, las capacidades de cada sujeto, y por gracia, las potencia y las pone a su servicio""

    Incluiré la idea en la entrada, para que quede más claro.

    Un abrazo muy fuerte, y muchísimas gracias por su comentario!

    ResponderEliminar