sábado, 2 de junio de 2012

De iluminar también las sensibilidades

Es obra del pecado original la ofuscación de las sensibilidades, de forma que es común que los errores emocionen, y así simulen ser verdades. La mentira de disfraza de sentimiento y se convierte en apariencia de verdad.

Es labor habitual de los demonios: no sólo tentar, sino confundir, envolver la falsedad con capas de sentimentalismo, de forma que en no pocas ocasiones aquello que emociona esconde un grave error que daña y destruye, aparentando bienes que no son tales, y felicidades que no son sino desgracias.

Y es que la gracia redentora de Cristo no sólo ha de iluminar el conocimiento, sino también las sensibilidades.

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