domingo, 2 de enero de 2011

Si tus penas no pruebo, Jesús mío...¿cómo podré servir a la Iglesia

Si tus penas no pruebo, Jesús mío, ¿cómo podré servir a la Iglesia?

Francisco Guerrero, el músico enamorado del Niño Dios de Amor Herido, pedía al Señor a menudo que le hiriera, que le hiciera probar sus llagas, que le permitiera penar con él...para mejor servir a la Iglesia. Su vida era Cristo, y cantar de esta manera a SU SANTÍSIMA MADRE

Mientras pido al Señor me ayude a servir a mi Iglesia, escucho con mucha emoción Si tus penas no pruevo, Oh Jesús mío, esa estremecedora oración personal de petición de Francisco Guerrero
Hubo un tiempo, hace años, en que me sentía llamado a componer música litúrgica. Ahora he perdido ese empeño, que traspaso a mejores músicos, mejor preparados y más inspirados que yo.

Por entonces quería servir a la Iglesia a través de mis composiciones musicales. Grande osadía la mía. Ahora quiero servir con toda mi alma a la Iglesia...padeciendo por Jesús, lo que Él se tenga a bien darme padecer...¡Qué osadía la del Señor! ...para servir a la Iglesia.

Durante mucho tiempo estuve estudiando la música de Victoria, Morales, Navarro. Tuve una predilección especial por Francisco Guerrero, al que se le llama el cantor de María. Ultimamente estoy pensando mucho en él, y hoy más, precisamente a raíz de escuchar Niño Dios de Amor Herido, porque a Guerero se le llamaba también "el enamorado del Niño Jesús.

En ese devoto y piadosísimo libro escrito por el propio músico, Viaje a Jerusalén, escribe:

"y tal priesa me dio con su buena doctrina y castigo, que con mi gran voluntad de aprender y ser mi ingenio acomodado a la dicha arte, en pocos años tuvo de mí alguna satisfacción"

Guerrero está hablando de su propio hermano, Pedro, que fue maestro suyo, muy exigente y duro, por cierto, que le hizo sufrir mucho con su exigencia, padecimientos que él dedicaba al Niño Jesús. Luego estudió con ese hombre eximio en virtudes y música que fue el gran Cristóbal de Morales.

Guerrero fue un hombre que, siendo un gran genio de la música, dotado de excepcionales cualidades, sólo quería servir a la Iglesia con su música y con su vida. Incluso llega a renunciar a un prestigioso puesto en la catedral de Málaga y se dedica a ser maestro de niños en Sevilla. ¿Para qué? Para servir a la Iglesia. Así hablan de él los que le contratan:

"por razón de su habilidad y que por servir a esta santa iglesia, y porque de su habilidad se ve y conoce notoriamente el provecho que puede hacer a los niños cantorcicos para que esta santa iglesia sea bien servida, y los dichos niños aprovechados en doctrina, habilidad y en todo lo demás, se le dé cargo de (maestro) de los dichos niños cantorcicos".

Así, su vida, su arte, su dinero, todas sus energías, se orientan a que la Iglesia esté bien servida.

Se le contrata por su gran capacidad musical, pero, sobre todo, por el provecho que pueda hacer a los niños...para que éstos aprovechen en doctrina.

Viaja de aquí allá buscando dinero, fondos, recursos, tan pobre él que le amenazan con prisión, y se gasta en cientos de trabajos para que la iglesia esté bien servida en todo aquello que depende de él.

En 1590 viaja a Jerusalen, viaje que deseaba emprender con todo su corazón, pues estaba ardiendo en deseos de visitar la tierra que pisaron los pies de nuestro Señor.

Samuel Rubio en su obra sobre la Polifonía Española recoge las preciosas palabras con que Guerrero habla de este anhelo de ir a Jerusalén:

"Y como tenemos los de este oficio (musical) por muy principal obligación componer chanzonetas y villancicos en loor del nacimiento de Jesucristo, nuestro Salvador y Dios, y de su Santísima madre María nuestra Señora, todas las veces que me ocupara en componer las dichas chanzonetas y nombraba a Belén, se me acrecentaba el deseo de ver y celebrar en aquel sacratísimo lugar estos cantares en compañía y memoria de los ángeles y pastores que allí comenzaron a darnos lección de esta divina fiesta; y aunque esta pretensión era tan grande que me parecía estar muy lejos de conseguirlo por muchos inconvenientes que había, especialmente el de mis padres, propuse, aunque no hice voto, de si Dios me daba vida más larga que a ellos, de hacer este santo viaje"

Y más adelante confiesa:

"como músico tuve mil ansias y deseos de tener allí todos los mejores músicos del mundo, así de voces como de instrumentos, para decir y cantar mil canciones y chanzonetas al Niño Jesús y a su Madre Santísima y al bendito José en compañía de los ángeles, reyes y pastores".

Guerrero era en su época estimado como santo. No sólo sus virtudes musicales, sino sacerdotales.

Son memorables las palabras de Francisco Pacheco acerca de él:

"Fue hombre de gran entendimiento, de escogida voz de contralto, afable y sufrido con los músicos, de grave y venerable aspecto, de linda plática y discurso, y sobre todo, de mucha caridad con los pobres, de los que hizo extraordinarias demostraciones, dándoles sus vestidos y zapatos hasta quedarse descalzo.

Recuerdo que en cierta ocasión, estando en la Santa Misa, el coro, durante la comunión, cantaba su "si tus penas no pruevo, Jesús mío". Yo me iba a aproximando a comulgar, y estas palabras que el propio Guerrero, ardiendo de amor por el Señor, le dirigía pidiendo que le hiriera de Amor, me traspasaban el alma y me empujaban a entregarme a Jesús, a pedirle, yo también, que me hiriera como hirió al cantor de su Madre.

SI TUS PENAS NO PRUEVO Señor, ¿qué será de mí? ¿Cómo podré servir a la Iglesia?Concédeme entregarme a ti, padecer contigo tus dolores y sufrir, en mi propia cruz, lo que me queda a mí por padecer de tu propia pasión, para que la iglesia, en cuanto depende de mí, esté siempre bien servida.
LAUD DEO VIRGINIQUE MATRI
Otras versiones:

30 comentarios:

  1. Fíjate, Alonso, que te conmovió una canción con una letra muy piadosa -de Lope de Vega- pero con música de raíz profana.

    Ya sabes lo que te quiero decir, porque soy un amante de la música popular moderna. Y es que me parece que hay composiciones muy buenas con raíz de música moderna que sirven muy bien para la oración, incluso para la liturgia.

    Creo que la Iglesia siempre ha utilizado elementos propios de la cultura y los ha cristianizado. Todo lo humano que no es esencialmente malo es susceptible de ser cristianizado, porque de hecho, en todo ello está presente en alguna forma el misterio de Cristo, en su humanidad.

    Te voy a poner un ejemplo, entre tantos que podría poner:

    El diario de María

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  2. La música de esa pieza de Guerrero, ¿a qué te refieres con que tiene raiz profana? La armonía y el contrapunto que usa son los propios de la polifonia sacra.
    Talmente no es una pieza estrictamente litúrgica, pues se cantaba en otro tipo de celebraciones religiosas, pero no en la Santa Misa. Tiene sin embargo la sacralidad de la polifonía sacra, aunque no tanta solemnidad como la música de la Misa.

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  3. Quise decir que talmente no era un pieza para la Liturgia de la Misa, sino para otro tipo de celebraciones religiosas.

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  4. También, como músico aficionado, intenté ofrecer algo de mi poco arte a la Iglesia,... pero Dios no me llevó por esos caminos. Más bien cerró mi afición de manera algo brusca y me envió de vuelta al corral. :)

    La polífonía vocal barroca me encanta. Tomás Luis de Victoria es uno me mis preferidos, pero el Maestro Guerrero también figura entre mis referentes.

    Desgraciadamente, hoy en día la música es puramente incidental dentro de la Liturgia. Ya se que es un contrasentido. Pero es así.

    Si alguien se cuela en su parroquia con un Sanctus para cuatro voces, cantantes incluidos, el párroco le puede señalar educadamente la puerta. No creo que más.

    La guitarras y el CD de canciones salseras son los reyes de las misas. Es lo que tenemos y por donde Dios nos quiere hacer pasar. Tal vez debamos aprender a vivir la Liturgia internamente y detrás de las apariencias. La humildad no es nada desdeñable.

    Dios nos ayude y nos guíe. Feliz año. :)

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  5. Bueno, la confianza en la Iglesia debe ser inalterable,

    aunque nos cause dolor que una música sacra, cuyo lenguaje fue creado por la Iglesia y para la Iglesia durante siglos, revestido de sacralidad hasta en sus leyes armónicas, y completamente alejado de la musica del mundo,

    se vaya substituyendo por otro diferente, quizá más acorde con la sensibilidad del hombre de hoy.

    No obstante, la Santa Misa es la Santa Misa,y siempre lo será, sin merma de su esencia;

    tal vez sea verdad lo que apunta Longinos, es decir, que todo puede ser cristianizado, es decir, sacralizado

    No obstante, creo que es necesario recuperar el tesoro litúrgico y no darlo por perdido, porque es necesario aumentar la sacralidad estética de la Misa, y conectarla con la sacralidad tradicional de alguna manera.

    Un abrazo

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  6. Longinos, la pieza que has puesto es hermosa, desde luego, como otras que he escuchado, gracias a ti principalmente: la hermana Glenda, etc-

    A mí, sin embargo, me cuesta mucho ubicarla en la Santa Misa, me siento lejano de esa estética, debe ser un problema mío, o de prejuicios.

    Para mí el problema no reside en que esas piezas sean bellas o no, que desde luego lo son,

    sino en que su sustancia musical en sí, en su lenguaje armónico, no hay una especificidad estética creada única y exclusivamente para lo sacro, diferenciado radicalmente del mundo;

    le falta esa solemnidad sacral y ritual que tiene la música litúrgica polifónica gragoriana, o la mozárabe, bizantina...

    En un canto mozárabe, o en una pieza de Victoria, nutrida del canto llano, hay toda una sustancia de siglos de adoración, una sustancia heredada, por así decir, que le da un carácter intemporal.

    No obstante, reconozco hermosura en esas piezas, como la que has puesto, y toda hermosura viene de Cristo.

    Seguro que en una oración comunitaria, meditación, celebración religiosa, etc., puedo gustarlas y dejarme emocionar por ellas, sin duda, pero en la Santa Misa a mí me resulta muy difícil integrarlas en la liturgia sacrifical. Pues la Liturgia es Historia Sagrada actualizada, y la Tradición, lo que heredamos de esa historia, es un signo visible de la economía salvífica.

    En fin, tal vez estoy exagerando y soy demasiado tradicional. Tengo prejuicios, ciertamente!

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  7. El problema, Alonso, es la existencia de sensibilidades diferentes dentro de la Iglesia.

    La sensibilidad mayoritaria es la que prevalece y la que consigue a reformar la Liturgia según su comprensión y gustos.

    Quienes tenemos otra sensibilidad y buscamos un lenguaje simbólico más acorde y cuidado, nos sentimos desplazados. Sentirse desplazado en un sacramento es algo muy peligroso, ya que implica que se aleja a las personas de la fuente de la Vida eterna.

    Por eso nuestro Papa está intentando centrar la Liturgia dentro de unos límites donde todos nos sintamos incluidos. Además, al dar libertad de celebración de la forma extraordinaria, se dispone de una contraste muy eficaz.

    Lo que si he podido comprobar es que nuestros pastores no son conscientes de la necesidad de pastorear a las minorías sensibles al lenguaje litúrgico tradicional.

    Saludos :)

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  8. Yo creo que no estamos ganando ni unos, ni otros, está ganando el demonio, por decirlo lisa y llanamente. A los que nos emociona una buena canción de raíz profana moderna, nos emociona también el grgoriano o la polifonía: nos emociona la belleza. No creo que sea obra de Dios hacernos pasar por el desierto en la Misa, cuando tantos necesitan ver a Dios. Porque Dios ha venido en humanidad, y en humanidad tenemos que gustarle, y para eso es la música, las imágenes, al arquitectura, todo. No se ve la humanidad de Cristo en una iglesia de hormigón con forma de búnker, ni se ve en las cancioncitas pop horrorosamente cantadas delante del micrófono. Cuando no es posible otra cosa, la humanidad de Cristo puede verse en la pobreza, pero no en la negligencia.

    Creo que hace falta una renovación de actitudes en la liturgia, una renovación de fervor interior ¡y exterior! Porque la Misa es culto público, no una suma de experiencias individuales escondidas. Y la Misa es fundamental, es el centro de toda la vida de la Iglesia; por acudir a ella dieron su vida familias enteras de mártires, ¡porque merecía la pena encontrase con Cristo y su Iglesia en la Eucaristía! Es así.

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  9. Longinos, dices:

    "Creo que hace falta una renovación de actitudes en la liturgia, una renovación de fervor interior ¡y exterior! "

    Esto es desde luego incontestable y, diría yo, urgente.

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  10. Si una persona no creyente entra en la Santa Misa, y el contemplar y escuchar su belleza, le sirve para convertirse y conocer a Cristo, desde luego, bienvenida sea cualquier forma bella de música para la liturgia, sea tradicional o contemporánea. Porque si es verdaderamente bella, mostrará a Cristo. Esto es indudable. En este sentido, la riqueza de la Liturgia es como un pozo de Agua Viva, que nunca se agota.

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  11. Hace poco estuve escuchando una Misa africana en Radio María. Bueno, pues los cantos africanos en la liturgia, me parecieron maravillosos. Es más, es como si en la Liturgia, esas canciones africanas encontraran su culmen y su pleno sentido, como si hubieran nacido de Dios para alabar a Dios (es que pienso que eso es exactamente lo que ha pasado). Iban acompañadas, desde luego, de un fervor impresionante, exteriorizado en signos que el locutor iba narrando, como la riqueza del ofertorio trayendo los frutos de la tierra -que luego servirían para el sostén material de los sacerdotes, con toda la veneración de la persona del sacerdote que ello implica-.

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  12. No dudo que a nuestros hermanos africanos les llene su música, sus ritmos y su lenguaje simbólico. Tampoco tengo dudas de que a muchas personas le gusten los cantos guitarreros y las neoliturgias occidentales les llenen.

    Dios es grande con ellos. Celebran la Liturgia con formas y música acordes con su sensibilidad, estética y entendimiento. Tienen pastores dispuestos a ello. Dios les ama, sin duda.

    Pero ¿Sólo les ama a ellos? Seguro que no. Dios nos ama a todos por igual. Toca se humildes y buscar a Dios en el leve brisa que pasa desapercibida(1 Reyes 19:11-13).

    Un saludo :)

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  13. El camino por el que Dios Nuestro Señor está conduciendo a su Iglesia, que le adora en la Liturgia, implica una apertura a todo tipo de sensibilidades y culturas. Y eso es muy bueno y necesario, sin duda, por eso creo que debemos estar abiertos a lo que el Espiritu suscita. Y lo principal es la conversión y la salvación de las almas y el culto a Dios, Uno y Trino.

    Una Misa fervorosa y bella es siempre buena y salvífica en este sentido, sea cual sea su forma musical. Creo que a esto se refería Longinos.

    Esto es compatible con la Divina Liturgia según el modo antiguo, que es un tesoro de adoración siempre fresco y a la vez hundido en el arcano del tiempo y rebrotado en el presente, con belleza sobrehumana y una "sacralidad de sacrificio" muy marcada, que puede hacer un gran bien hoy en día por su carácter profundamente contemplativo.

    La cuestión pienso yo es no cerrarse a nada que sea hermoso, pero, al mismo tiempo, no dejar que se pierda el tesoro de la belleza heredada.

    Creo que en esto estaremos los tres de acuerdo.

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  14. Buenooo, ya que preguntas... ahora la voy a liar...

    Creo que lo primordial es conservar el sentido y función de la Liturgia, en cada una de sus partes. También es importante que la forma sea bella y acorde a lo que se celebra, pero sin descuidar lo primero.

    Puede haber formas preciosas, de virtuosismo musical, que conmuevan interiormente pero que le quiten a una parte de la liturgia su sentido de culto o alabanza pública. Por ejemplo, casi nadie entendería que el Padre Nuestro fuera cantado por el coro sin la participación de la asamblea, de todos y cada uno pronunciando externamente esas palabras. Son las palabras mismas de Jesús, y les tenemos reverencia. Tanto es así, que en muchas ocasiones, cuando se canta el Padrenuestro, se deja una espacio para que todos lo recen verbalmente. Esto puede ser mejorable, pero revela la reverencia que se tiene por esa oración, y en el fondo denota algo bueno.

    Con el Credo, diría otro tanto. Es expresión pública de la fe de la Iglesia, y en él no sólo nos adherimos interiormente, sino que somos testigos de que los que tenemos al lado se adhieren completamente a la fe de la Iglesia. Es -y debe ser- profesión pública de fe católica, de todos y cada uno y en comunidad.

    Sin embargo, el Gloria Patri es una oración antiquísima, condensación de la alabanza fervorosa que el Espíritu Santo ha sugerido a la Iglesia. Creo que la alabanza también debe ser pública. En otro aspecto, diría lo mismo del Kyrie Eleison, y del salmo. Las propias palabras del Kyrie expresan su dimensión pública y comunitaria: "confieso... ante vosotros hermanos" "ruego... a vosotros hermanos, que intercedáis". Creo que composiciones maravillosas a las que los fieles se adhieren sólo interiormente no expresan con total perfección la propia naturaleza de estas oraciones en la liturgia. Una cosa es una oración, y otra es la Misa, que es culto público y es lo que es.

    Sin embargo, creo que hay en la Liturgia momentos para la contemplación y para la adoración. El espacio de la consagración y de la natural adoración posterior me parece habitualmente demasiado reducido. Ni la contemplación ni la adoración se llevan bien con las prisas. Ahí sí puede encajar bien una pieza conmovedora, aunque la adoración también permita una expresión pública.

    Miserere, sobre tu comentario, creo que la liturgia actual está pasando un bache que no contenta a nadie, y necesita una renovación de actitudes y de fervor; y no sólo en los sacerdotes, sino en todo el pueblo cristiano. Lo de hacer misas para contentar a distintas sensibilidades no creo que sea muy buen camino.

    Yo creo que la reforma litúrgica acierta totalmente al insistir en la dimensión participativa de la Misa. Pero falta, en la práctica, una actitud fervorosa y realmente de comunión en el sacrificio de Cristo. Creo que ese es el camino.

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  15. Bueno, no se trata de virtuosismo musical o de música conmovedora en detrimento de la participación pública de los fieles

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  16. Creo que se trata de enriquecer la vida sacramental de los cristianos con los tesoros antiguos o "generacionales", por así decir, de la Iglesia, como dice Benedicto XVI en su Carta a los Obispos acerca de la Misa uso Extraordinario:

    "En la historia de la Liturgia hay crecimiento y progreso pero ninguna ruptura. Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial. Nos hace bien a todos conservar las riquezas que han crecido en la fe y en la oración de la Iglesia y de darles el justo puesto"

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  17. Por eso me parece que la reforma litúrgica y la "historia sacra" de la Liturgia con sus modos ancestrales son compatibles de forma que nos hagan bien a todos.

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  18. He estado leyendo los textos del Concilio Vaticano II sobre liturgia y me parece que dan en la clavo acerca del camino a tomar para la renovación de la Liturgia. Hay pasajes realmente clarividentes respecto a lo que necesitamos.

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  19. El problema del C. Vaticano II es que fue y es interpretado desde fuera de su propia redacción y de la voluntad de los Padres conciliares.

    El camino de regreso no es fácil ni rápido. Quizás nuestros nietos sean quienes se beneficien del camino emprendido por Benedicto XVI. Nuestro hijos, siguen viendo y viviendo una Iglesia postconciliar.

    Mientras, muchos reclaman un nuevo concilio, porque se han desenmascarado las malinterpretaciones que se habían hecho.

    ¿A dónde iremos? Solo Dios lo sabe y en sus manos es donde únicamente podemos poner nuestra esperanza.

    Un abrazo en Cristo

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  20. Estoy de acuerdo. Ese espiritu postconciliar anticonciliar ha producido los abusos litúrgicos que todos vemos en las misas

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  21. Sobre la música y la Liturgia, traigo este fragmento de "El espíritu de la Liturgia" de Joseph Ratzinger (pag.192)

    "La liturgia cristiana no está abierta a cualquier tipo de música. Exige un criterio, y ese criterio es el Logos. Según san Pablo, se puede discernir si se trata del Espíritu Santo o de un espíritu maligno por el hecho de que únicamente el Espíritu Santo nos mueve a decir: «Jesús es el Señor» (1 Cor 12,3). El Espíritu Santo nos conduce al Logos, a una música que está bajo el signo del sursum corda, de ese elevar el corazón. La integración del hombre hacia lo alto y no la disolución en la ebriedad sin sentido, o la mera sensualidad, es el criterio de una música conforme al Logos, la forma de la logike latreia (la adoración conforme a la razón, al Logos} de la que hablamos en la primera parte de este libro."

    Resumiendo:

    *Criterio del Logos: Sentido y razón de ser
    *No debe hacernos reconocer a Cristo como Señor
    *Nos conduce a "lo alto" no a la "ebriedad de los sentidos"
    *Debe llevarnos a la adoración por la razón.

    Por lo que descartamos la música como fin por si misma. Descartamos la música como estética centralizadora. Descartamos la música que nos aleje de la razón, el sentido y no nos eleve hasta el Señor.

    Difícil ser más claro que Benedicto XVI.

    Un abrazo en Cristo :)

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  22. Estos son algunos fragmentos del documento sobre la Liturgia del Concilio Vaticano II, referidos a la música litúrgica:

    CONSTITUCIÓN
    SACROSANCTUM CONCILIUM
    SOBRE LA SAGRADA LITURGIA

    CAPÍTULO VI

    LA MÚSICA SAGRADA

    Dignidad de la música sagrada

    112. La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne.

    En efecto, el canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por los Santos Padres, los Romanos Pontífices, los cuales, en los últimos tiempos, empezando por San Pío X, han expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sacra en el servicio divino.

    La música sacra, por consiguiente, será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo la mayor solemnidad los ritos sagrados. Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico que estén adornadas de las debidas cualidades.

    Por tanto, el sacrosanto Concilio, manteniendo las normas y preceptos de la tradición y disciplinas eclesiásticas y atendiendo a la finalidad de la música sacra, que es gloria de Dios y la santificación de los fieles, establece lo siguiente:

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  23. Primacía de la Liturgia solemne

    113. La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participa activamente.

    En cuanto a la lengua que debe usarse, cúmplase lo dispuesto en el artículo 36; en cuanto a la Misa, el artículo 54; en cuanto a los sacramentos, el artículo 63, en cuanto al Oficio divino, el artículo 101.

    Participación activa de los fieles

    114. Consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra. Foméntense diligentemente las "Scholae cantorum", sobre todo en las iglesias catedrales. Los Obispos y demás pastores de almas procuren cuidadosamente que en cualquier acción sagrada con canto, toda la comunidad de los fieles pueda aportar la participación activa que le corresponde, a tenor de los artículos 28 y 30.

    Formación musical

    115. Dése mucha importancia a la enseñanza y a la práctica musical en los seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, así como también en los demás institutos y escuelas católicas; para que se pueda impartir esta enseñanza, fórmense con esmero profesores encargados de la música sacra.

    Se recomienda, además, que, según las circunstancias, se erijan institutos superiores de música sacra.

    Dése también una genuina educación litúrgica a los compositores y cantores, en particular a los niños.

    Canto gregoriano y canto polifónico

    116. La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas.

    Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica a tenor del artículo 30.

    Edición de libros de canto gregoriano

    117. Complétese la edición típica de los libros de canto gregoriano; más aún: prepárese una edición más crítica de los libros ya editados después de la reforma de San Pío X.

    También conviene que se prepare una edición que contenga modos más sencillos, para uso de las iglesias menores.

    Canto religioso popular

    118. Foméntese con empeño el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los fieles.

    Estima de la tradición musical propia

    119. Como en ciertas regiones, principalmente en las misiones, hay pueblos con tradición musical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, dése a este música la debida estima y el lugar correspondiente no sólo al formar su sentido religioso, sino también al acomodar el culto a su idiosincrasia, a tenor de los artículos 39 y 40.

    Por esta razón, en la formación musical de los misioneros procúrese cuidadosamente que, dentro de lo posible, puedan promover la música tradicional de su pueblo, tanto en las escuelas como en las acciones sagradas.

    Órgano de tubos y otros instrumentos

    120. Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales.

    En el culto divino se pueden admitir otros instrumentos, a juicio y con el consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial competente, a tenor de los arts. 22 § 2; 37 y 40, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación de los fieles.

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  24. Sobre el canto gregoriano, es precioso este documento de San Pio X:

    MOTU PROPRIO
    "TRA LE SOLLECITUDINI"
    DEL SUMO PONTÍFICE
    SAN PÍO X
    SOBRE LA MÚSICA SACRA

    3. Hállanse en grado sumo estas cualidades en el canto gregoriano, que es, por consiguiente, el canto propio de la Iglesia romana, el único que la Iglesia heredó de los antiguos Padres, el que ha custodiado celosamente durante el curso de los siglos en sus códices litúrgicos, el que en algunas partes de la liturgia prescribe exclusivamente, el que estudios recentísimos han restablecido felizmente en su pureza e integridad.
    Por estos motivos, el canto gregoriano fue tenido siempre como acabado modelo de música religiosa, pudiendo formularse con toda razón esta ley general: una composición religiosa será más sagrada y litúrgica cuanto más se acerque en aire, inspiración y sabor a la melodía gregoriana, y será tanto menos digna del templo cuanto diste más de este modelo soberano.
    Así pues, el antiguo canto gregoriano tradicional deberá restablecerse ampliamente en las solemnidades del culto; teniéndose por bien sabido que ninguna función religiosa perderá nada de su solemnidad aunque no se cante en ella otra música que la gregoriana.
    Procúrese, especialmente, que el pueblo vuelva a adquirir la costumbre de usar del canto gregoriano, para que los fieles tomen de nuevo parte más activa en el oficio litúrgico, como solían antiguamente.
    4. Las supradichas cualidades se hallan también en sumo grado en la polifonía clásica, especialmente en la de la escuela romana, que en el siglo XVI llegó a la meta de la perfección con las obras de Pedro Luis de Palestrina, y que luego continuó produciendo composiciones de excelente bondad musical y litúrgica.
    La polifonía clásica se acerca bastante al canto gregoriano, supremo modelo de toda música sagrada, y por esta razón mereció ser admitida, junto con aquel canto, en las funciones más solemnes de la Iglesia, como son las que se celebran en la capilla pontificia.
    Por consiguiente, también esta música deberá restablecerse copiosamente en las solemnidades religiosas, especialmente en las basílicas más insignes, en las iglesias catedrales y en las de los seminarios e institutos eclesiásticos, donde no suelen faltar los medios necesarios.

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  25. Sobre la música moderna, san Pio X deja claro que también puede utilizarse:

    "5. La Iglesia ha reconocido y fomentado en todo tiempo los progresos de las artes, admitiendo en el servicio del culto cuanto en el curso de los siglos el genio ha sabido hallar de bueno y bello, salva siempre la ley litúrgica; por consiguiente, la música más moderna se admite en la Iglesia, puesto que cuenta con composiciones de tal bondad, seriedad y gravedad, que de ningún modo son indignas de las solemnidades religiosas."

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  26. Juan Pablo II escribe un documento en el centenario de este motu propio de San Pio X que puede leerse aquí:

    http://www.corazones.org/diccionario/musica_sacra_jp2.htm

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  27. Yo creo, resumiendo, que la música moderna puede admitirse en la Liturgia, si es bella y digna.

    Y que el canto gregoriano tiene un lugar especial y propio en el rito romano y que no impide la participación de la asamblea, por su sencillez. Aunque requiera que los fieles se vuelvan a acostumbrar a cantarlo, como dice San Pio X. La polifonia también puede tener un lugar propio y concreto en ciertos momentos de la Liturgia.

    Así que parece que las posturas que estamos manteniendo son compatibles entre sí.

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  28. La verdad es que de canto gregoriano no sé nada de nada. Canto a veces a mis hijos la Salve Regina o el Veni Creator Spiritus, y me gustan mucho. Pero fuera de eso, nada. Por lo poco que he leído, yo no le he cogido el gusto a ese canto, no he llegado a gustar su esencia, porque dicen de él cosas muy buenas que yo no he experimentado. No he vivido esa tradición litúrgica.

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  29. Creo que tenemos que conciliar dos dimensiones.

    Una dimensión objetiva, que señala que la música tiene que elevar hacia Dios y ser razón-sentido dentro de la Liturgia. Y una dimensión subjetiva, que nos permite asimilar estéticamente y de forma personal, la dimensión objetiva.

    Podríamos decir la dimensión objetiva excluye cierto tipo de música-canciones que ni cumplen la función de elevarnos-unirnos con Dios ni poseen razón-ser dentro de la Liturgia.

    La dimensión subjetiva tendría que buscar adecuar la música-canciones a la sensibilidad de quienes participan en la Liturgia, por lo que podría aconsejar elegir determinadas músicas-canciones, en función de la sensibilidad de quienes viven la Liturgia.

    En todo caso, quizás los equipos parroquiales de Liturgia deberían de jugar un papel importante a la hora de adecuar y ajustar la música-canciones a cada celebración Litúrgica.

    Un abrazo en Cristo.

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