Cristo es el Señor. No cualquier señor. Es el Señor que ama a sus siervos y da la vida por ellos.
Cristo es el Señor.
Es verdad que Cristo es amigo, pero es Señor.
Es verdad que Cristo es hermano, pero es Señor.
Yo quiero amar a Cristo con reverencia, besar sus sandalias, el polvo que pisa. Quedarme a esperarle, a atenderle, frente a Él.
Me arrodillo ante el Señor porque le debo la Vida, mi vida está en sus manos, el latido de mi corazón, el pulso de cada día.
El amor que profeso a quien amo, se lo debo a Él. Como todo.
Pues nada puedo hacer sin Él (Juan 15, 5)
Cristo es todo.
A un lado del camino quiero esperarle. Donde no me vea a mí mismo, para no gloriarme sino de amarle a Él.
Me ha recordado un soneto que expresa lo mismo:
ResponderEliminarEl verso que nace quisiera callarse,
sólo contemplando aquella enseñanza
que al pobre anunció bienaventuranza
y al pie de ese monte, rendido, quedarse....
Llegar al camino, callado apostarse,
de aquel Jericó, donde sin tardanza
Te verá pasar sembrando esperanza
y curando a aquél que quiera acercarse...
Quisiera acudir al Templo a escucharte
pararme en la puerta donde te sentabas;
atender a todo y, sin preguntarte,
quedarme aprendiendo lo que Tú enseñabas.
Déjame, Señor, déjame adorarte
tan sólo esperando donde Tú pasabas....
Qué maravilla, de lo más hermoso que he leído
ResponderEliminarGracias