sábado, 24 de septiembre de 2011

"Déjame hacer ahora"

¿De qué santo podríamos decir que ha sido más grande que Juan el Bautista, el precursor del Logos viviente? Creo que de ninguno. ¿Podrías encontrar alguien más santo, valiente, piadoso, mortificado, que Juan?
Fíjate qué honesto era, que a sus discípulos decía: "Haced penitencia" (Mt 3, 2)

Y he aquí que él la hacía primero y más que ninguno, y tanta penitencia hacía y tanto se mortificaba que "usaba un vestido de pelo de camello y una correa de cuero a la cintura, y su comida eran langostas y miel silvestre" (Mt 3, 4)

¿Eres tú, que tanta voluntad crees que tienes, capaz de alimentarte sólo de insectos y vestir piel basta sin curtir que atormenta tu cuerpo, en un desierto en que escasea el agua y la intemperie desgasta tu cuerpo?

Juan, además, era un hombre de Dios que vivía para Dios desde su más tierna infancia, cuando se estremeció en el vientre materno ante la presencia del Verbo Divino en María. Pues ya en el vientre de su Madre adoraba a Dios. Era hombre, pues, fervoroso y amante del Señor hasta el extremo. Tanto, que no había ni rastro de mundanidad en él. Tanto era así que él mismo nos dice en Jn 3, 27:

"No debe el hombre apropiarse de nada que no le haya sido dado de lo alto"

Pues bien, a este hombre ejemplar, a este hombre modelo de virtudes y de piedad, a este hombre en extremo sabio, amable y bondadoso, a este hombre santo dice Jesús unas palabras que si te las hubiera dicho a ti, que tan sabio y voluntarioso eres, no habrían dejado de irritar tu orgullo.

He aquí lo que el Señor le dice a Juan:


"Déjame hacer" (Mt 3, 15)

Déjame hacer.

Porque Juan, "el mayor de entre los nacidos de mujer" (Lc 7, 48) , se resistía a dejar hacer a Cristo, y quería hacer él según su entender. Y si Jesús decía a Juan "déjame hacer",

¡¡Cuánto más ha de decírtelo a ti, a mí, a todos nosotros, que no somos ni sombra de Juan el Bautista, el mejor de entre los nacidos de mujer!!

Y es que, date cuenta, no eres tú quien tiene que hacer en ti, es Jesús. Lo que tú has de hacer es HACERLE CASO. Hacer única y exclusivamente lo que Él quiera que hagas, lo entiendas o no, sea mucho o poco, heroico o sencillo, fácil o difícil, cueste lo que cueste y aunque se hunda el mundo.

Deja hacer a Jesús en ti, y haz tú únicamente lo que él te dé hacer con su gracia. Es el Señor el que tiene que hacer, ahora, su obra en ti.

¿Acaso nos creemos mejores que Juan?

No quieres ser tú el protagonista de tu camino de perfección. Deja que el protagonista sea Jesucristo, que hará en ti lo que Él quiera y tú le dejes, a través de la Iglesia, que es el sacramento de su acción en ti.

Y actúa como aquellos que se dejaron hacer santos por Él. Como te cuenta la Escritura : Mateo 21, 6:

"los discípulos fueron a hacer lo que Jesús les había mandado"

3 comentarios:

  1. ¡Qué bien están estas última entradas, Alonso! Este mensaje tan sencillo da en el clavo, en la médula espinal de todos los errores que atenazan a las personas hoy día y les mantienen en una vida triste. Este mensaje sencillo es el antídoto contra el New Age.

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  2. Cercano Alonso:
    "Jesucristo hará en ti lo que Él quiera y tú le dejes, a través de la Iglesia, que es el sacramento de su acción en ti"...

    ¡¡¡La Santa Madre Iglesia!!! La viña del Señor... No resistirse, dejarse llevar por este viento impetuoso...
    Esto no podemos esconderlo, si ha sido posible en nosotros gente débil, lo puede hacer con cualquiera. ¡¡¡Dios tiene poder!!! La muerte ha sido vencida. Gracias sean dadas a Dios Padre por Jesucristo nuestro Señor...

    ¡¡¡Ánimo!!!

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  3. Cercano Cornelio,

    es verdad, no podemos esconder esto!

    Tenemos que prenderlo todo con el fuego de Cristo, para que Él reine en las almas. Para que llene de vida los lugares solos y secos como desiertos.

    Dios tiene poder, efectivamente, no nosotros.

    Seamos instrumentos de su brazo.

    Ánimo.

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