jueves, 1 de marzo de 2012

De precisiones y de sombras

Resulta preocupante la despreocupación que existe por la precisión en la exposición de las verdades de la fe.

Se acepta indulgentemente, incluso complacientemente, formulaciones ambigüas y dispersantes de la verdad.

Se predica como por pulverización.

La esperanza se hibrida con la fe, la caridad con el altruísmo, la Gracia con la naturaleza.

Se admira la obra de teólogos que pulverizan las verdades como si de colonia se tratase. Se busca cautivar, complacer, agradar, cautivar por sensaciones.

La precisión diamantina del lenguaje teológico tradicional se pierde en las cuasiverdades esparcidas, pretendiendo saltarse toda la teología tradicional.

Es preciso, sin embargo, recuperar la precisión.

Porque lo que no es claro es oscuro, y lo que se oculta se niega.

Y con la negación viene el olvido y con el olvido la sombra.

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