miércoles, 17 de noviembre de 2010

De la fe en cuanto virtud teologal y no en cuanto creencia subjetiva

Dice la Sagrada Escritura que la fe justifica a los hombres.

Hablando y debatiendo con hermanos separados hablamos de fe en otro sentido:

creencia por la que un hombre se cree ya justificado, sin tener en cuenta su caridad operante, es decir, las obras en Gracia, por el mérito de Cristo

Podemos exponer, siguiendo la explicación ya clásica del Cardenal Cayetano, que La fe que justifica enseñada en Hebreos 11, 1:

la fe es la sustancia de lo que hay que esperar y el argumento de lo que no se ve

es una de las tres virtudes teologales, como dice San Pablo: ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad.

En Efesios 2, 8 se dice que por ella somos salvados y en
Hebreos 11, 6, que sin ella es imposible agradar a Dios

Por ella creemos todos los artículos de la fe y todo lo que hay que creer para salvarse sin reservarnos ni un sólo disenso. Si no se acepta algo, no es fe, no es respuesta total a Dios que revela.

Pero aquella "fe" con la que una persona se estima a sí misma ya justificada ella en concreto y en su situación individual es sólo una creencia.

Yo creo que la fe me justifica. Pero creer que ya estoy, yo, justificado, y creerme justificado y seguro receptor de gloria, creer que ya estoy salvado, haga lo que haga, es tan sólo una creencia...subjetiva.

Subjetiva porque el contenido de esa creencia, que en los pecadores es vana presunción, lo pone el hombre, que se hace juez de sí y considera suficiente su arrepentimiento, si posee o no Gracia y en qué grado, si actuó mal por omisión o no y en qué medida, si malgastó gracias o no...

porque sólo Cristo es Juez de vivos y muertos y sólo a Él corresponde valorar nuestras almas.

Determinar si estoy salvado o no, no es una acción de la virtud teologal de la fe, sino, como se ha dicho, de una creencia subjetiva.

Esta afirmación procede de la existencia del libre albedrío, con su posibilidad de rechazo de la Gracia.

Veamos cómo explica algunas de estas cosas el Concilio Tridentino:

Ni tampoco se puede afirmar que los verdaderamente justificados deben tener por cierto en su interior, sin el menor género de duda, que están justificados;
ni que nadie queda absuelto de sus pecados, y se justifica, sino el que crea con certidumbre que está absuelto y justificado; ni que con sola esta creencia logra toda su perfección el perdón y justificación; como dando a entender, que el que no creyese esto, dudaría de las promesas de Dios, y de la eficacia de la muerte y resurrección de Jesucristo.
Porque así como ninguna persona piadosa debe dudar de la misericordia divina, de los méritos de Jesucristo, ni de la virtud y eficacia de los sacramentos: del mismo modo todos pueden recelarse y temer respecto de su estado en gracia, si vuelven la consideración a sí mismos, y a su propia debilidad e indisposición;
pues nadie puede saber con la certidumbre de su fe, en que no cabe engaño, que ha conseguido la gracia de Dios.
Y algunos capítulos adelante, en esta misma sexta sesión, enseña:

Ninguno tampoco, mientras se mantiene en esta vida mortal, debe estar tan presuntuosamente persuadido del profundo misterio de la predestinación divina, que crea por cierto es seguramente del número de los predestinados; como si fuese constante que el justificado, o no puede ya pecar, o deba prometerse, si pecare, el arrepentimiento seguro; pues sin especial revelación, no se puede sabe quiénes son los que Dios tiene escogidos para sí.

5 comentarios:

  1. En mi humilde opinión, sólo una gran confianza en el Amor Misericordioso será capaz de hacer que hombre avance por el camino de la santidad.
    Una gran confianza puede llegar a extremos insospechados para la mayoría. Aquellos en los que se mantuvieron los santos que han sido.
    Un saludo cordial.

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  2. Estimado Alonso :)

    El tema de la Fe para reflexionar toda la vida y no terminar de tocar fondo en el Misterio que representa.

    Fe como virtud teologal, pero también como entendimiento y como acción. Fe que no existe si la desligamos de las otras dos virtudes Esperanza y Caridad... como ninguna de las otras dos sin la Fe.

    Fe que se hace emoción y que es también posible comunicar y es necesario profesar. El Símbolo de la Fe es una maravilla que pasa desapercibido en nuestras misas.

    Fe que es Don de Dios y del que debemos dar gracias en alabanza constante a Dios.

    Uff... para llenar páginas y ganar las horas que reflexionemos.

    Fíjese lo bien que me ha venido su texto para sacar del baúl reflexiones pasadas. Gracias, Dios le bendiga :)

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  3. De acuerdo con lo que dice de la confianza.

    Es un "saber por esperanza", basado en la misericordia del Señor.

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  4. Estimado Miserere:

    Es verdad esa riqueza de la fe, que dice.

    Es tanta, que penetra abismos insondables de luz. Especialmente importante lo que dice de la unión de las tres virtudes teologales, de la que la Caridad es anticipo de la Gloria, pues la fe y la esperanza quedarán aquí.

    Gracias por el comentario.

    Gracias igualmente a Felicitas. La confianza es fuerza de Cristo.

    Un abrazo en Cristo, desde María.

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  5. Una gran confianza nunca podrá ser certidumbre a la manera de fe.

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