jueves, 17 de febrero de 2011

Jesús siempre delante

Rogarle a Jesús que vaya siempre delante mía.

Estar impaciente siempre por darle gloria y contentarle.

La santidad consiste en esto, principalmente. Pues creo que coincide en todo punto con la glorificación del Señor en todo cuanto pensamos, hacemos, imaginamos, sentimos y anhelamos. Vivir, así, en oración permanente.

Rogarle que vaya siempre delante nuestra, de forma que allá donde vayamos, Él nos preceda en todo.

Renunciar a todo lo exterior:

No comprar nunca nada para mí.
No querer tener nada mío.
No pensar en nada que no sea Jesús, y que me sea indiferente si Jesús me agasaja o tiene a bien hacerme sufrir un tiempo en bien de mi humildad, para hacerme más pobre, de forma que ni su consuelo sensible avaricie y ambicione.

Renunciar al mundo presente y unirme totalmente al Amado. Sólo así podré traer un poco de luz a este mundo, y ayudar a alguien a salvar su alma.

Espíritu de pobre. No querer tener nada, ni gozar nada, ni dejar de sufrir algo en nada.

Tener sólo a Jesús, Amado de mi alma, mi Bien y mi todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario