domingo, 28 de noviembre de 2010

La Caridad nunca acaba

Caritas nunquam excidit.
La caridad nunca se acaba (1 Corintios 13, 8)
La fe cesa cuando Dios es visto.
La esperanza cesa cuando Dios es alcanzado.

Pero la caridad nunca acaba, porque contiene la vida infinita de Cristo.

Según la doctrina de San Juan de la Cruz, la caridad se asienta operativamente en la voluntad.
Hay una diferencia esencial con lo que ocurre con la fe, cuya fuerza operante se establece en el intelecto. Pues la operación de la fe no queda completa con el acto de aceptar, pues al faltarle la visión directa del objeto creído, queda a la espera de confirmación visible. Esa espera es animada por la esperanza. La fe y la esperanza se ayudan mutuamente.

Con la infusión de la Gracia, la voluntad posee al objeto amado, se abraza a él de forma real. De aquí la unión con el Amado, que no queda a la expectiva, como la fe.

La caridad alcanza a Dios porque Dios, por ella, alcanza al hombre, para que el hombre repose en Él
Dios es abrazado en cuanto que es amado. Pero no visto en cuanto que es creído.

Al faltar la Gracia se hace imposible la unión con el Amado y la voluntad no alcanza su objeto, que es Cristo. Esta realidad dramática, esta indigencia fue percibida por la filosofía platónica, y afirmada por Aristóteles en su Etica Nicomaquea, al afirmar la imposibilidad de amistad entre Dios y el ser humano.

La Gracia es una participación de la vida de Cristo. Esta participación, que se efectúa por vía sacramental, es decir, por acción misma del Amado, trae al Amado mismo: es decir, Cristo penetra la voluntad, la hace anhelarle, la voluntad lo anhela libre y amorosamente, y se produce el abrazo unitivo por amistad, es decir, por la virtud de la caridad.

Por la caridad amamos sobrenaturalmente con eseAmor que recibimos sacramentalmente del Amado. Amamos con el Amado. De aquí que los méritos del Amor del Amado circulen gozosamente en nuestro amor, que se alimenta del suyo.

Por eso afirma la Escritura que la caridad nunca acaba, porque nunca acaba el Amor de Cristo.

8 comentarios:

  1. Deus Caritas est... Si Dios es Amor, ¿Cómo puede agotarse la Caridad? ¿Cómo puede agotarse Dios?

    Me adhiero a la visión de San Juan de la Cruz, La Caridad es operante y necesita de nuestra voluntad. Pero la Caridad forma un todo con las otras dos virtudes teologales: Fe y Esperanza. Fe que parte del intelecto y Esperanza que nace de la emotividad.

    Notarás que me encantan los ternarios :) Lo que se aprende leyendo a San Agustín (De Trinitate)

    Un abrazo fraterno :)

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  2. Gracias por tu comentario.

    De acuerdo, como siempre, contigo.

    Aunque no entiendo bien a qué te refieres con "Esperanza que nace de la emotividad". Me imagino que querrás decir que la virtud teologal de la esperanza genera en nosotros emociones de alegría y gozo.

    Lo de los ternarios, muy también de la espiritualidad carmelitana.

    un abrazo

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  3. A veces me salgo de tiesto, perdona :)

    El cristiano, como persona, posee tres características: intelecto, emoción y voluntad. Las virtudes teologales pueden relacionarse con estas tres características: Fe con el intelecto, Esperanza con la emoción y Caridad con la voluntad.

    Al menos a mi, esta relación me ha dado mucho que pensar y reflexionar. :)

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  4. Yo creo que tal vez sería más "clásico" decir que las tres virtudes teologales se asientan sobre las tres potencias del alma: fe en inteligencia, caridad en voluntad y esperanza en memoria.

    Sobre la relación esperanza-memoria hay controversia teológica, pero creo que es más exacto, tal vez, que emotividad.

    O a lo mejor no, no estoy seguro. Tendría que reflexionarlo. San Juan de la Cruz habla de la memoria, y cómo purificarla, cuando escribe sobre la purificación de las tres potencias.

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  5. Relacionar memoria y esperanza tiene un cierto sentido si entiendes que la esperanza parte de lo que conocemos... Pero ¿Podemos tener esperanza de lo que desconocemos e ignoramos en casi su totalidad? ¿Se puede tener memoria de lo que ha de suceder? Me resulta complicado ligar la esperanza de manera biunívoca con la memoria.

    Mientras que relacionarla con la emotividad me resulta mucho más evidente. Pero tienes toda la razón en que estos temas son para echar años de reflexión y ni aún así terminar de entenderlos.

    Ahí está el misterio :)

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  6. Por la memoria, la virtud teologal de la esperanza nos hace acordarnos de las promesas del Señor, y al acordarnos nos alegramos en Cristo.

    Si la esperanza es virtud teologal, entonces es don de Dios, infundido primero por el bautismo. El efecto que realiza en la memoria es vestir nuestro pasado de Cristo, de forma que aborrecemos el pecado cometido y queremos hacer penitencia.

    Es decir, la esperanza es el memorial de aquello que el Señor nos promete,lo reactiva, nos lo recuerda, nos lo vuelve a hacer presente. Y esto nos hace felices por esperanza.

    Creo que es a esa felicidad a la que te refieres cuando hablas de emotividad.

    Porque cuando estamos desolados, enfriados de fervor, en prueba, acordarnos de aquello que el Señor nos promete nos infunde una increíble alegría, que es lo que nos hace felices aun en medio del dolor, la enfermedad, la desolación...

    Un abrazo

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  7. Haces una muy buena pregunta, que es clave:

    "¿Se puede tener memoria de lo que ha de suceder?"

    Y yo te respondo: sí.

    Porque ya sabemos lo que ha de suceder, pues Cristo nos lo ha manifestado.

    Nos acordamos de lo que ha de suceder, según la Palabra de Dios, si hacemos lo que Él nos dice: que alcanzaremos su Gloria, que nos uniremos a su Amor infinito...

    saber que este es nuestro futuro, si somos fieles, y acordarnos de ello, es nuestra esperanza.

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  8. Por esto, yo creo que la esperanza podemos definirla como la virtud por la que deseamos vivamente a Dios como bien supremo y confiamos alcanzarle por medio de su gracia y nuestra caridad.

    Al decir deseamos vivamente, me refiero a un sentimiento sobrenatural por el que nos inclinamos a Dios aun en medio de las más grandes pruebas y desiertos.

    A este sentimiento es al que creo que tu denominas emotividad, por lo que en esto te doy la razón, y veo que efectivamente hay emotividad espiritual en la esperanza.

    Esa confianza, que digo a continuación, parte del recordatorio siempre actualizado de las promesas del Señor.

    Un abrazo

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