miércoles, 9 de febrero de 2011

El más grande testimonio

Fuera de Ti, Señor, nada deseo. Porque fuera de Ti todo son tinieblas.

Tu doctrina, en la Gracia de tus sacramentos, es la luz que conduce a la Vida.

Santa Ángela de la Cruz no se cansaba de repetir:

Sólo a Vos quiero, Señor, y fuera de Vos nada apetezco.

Nada querer ni desear sino a Dios mismo. Luz de nuestra vida.

Saber que, cuanto hemos de hacer, Dios nos lo dará hacer. Y que nos enseñará cómo, ilustrándonos con el Logos luminoso de su Hijo, en el Espíritu.


Para saber qué hemos de hacer necesitamos luz. Nosotros, en especial los laicos, estamos en el mundo. Necesitamos saber dónde encontrar la luz que necesitamos para andar correctamente en él sin ser de él, sin andar en sus sombras.

Respondio Jesús: mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo (Jn 9, 3 y 5)

Por esto el mundo no puede iluminar al mundo.
Porque sólo Cristo es Luz.

Los valores del siglo, por muy buenos que parezcan, no son Cristo. Acudamos únicamente a Aquel que es luz. La Iglesia es luz del mundo. Porque su Cabeza lo es. Y si recogemos esta luz del Cuerpo visible del Señor, nosotros mismos la portaremos, seremos nosotros mismos la luz de cuantos nos rodean.
Vosotros sois la luz del mundo (Mt 5, 14)

Pero si enarbolamos los valores, las palabras, los conceptos, los esquemas del tiempo y el espacio que hemos de iluminar, ¿cómo podremos hacerlo, si el mundo no puede iluminar al mundo?

No queramos ni deseemos, por tanto, otra luz que la que porta la Iglesia, intemporal y eterna.

Así sabremos qué hemos de hacer con nuestra vida: qué pasos dar, adónde no ir, qué caminos evitar...porque conducen a las tinieblas.

Recibimos la luz, que no es nuestra, sino de Cristo, para iluminar, porque nosotros no tenemos luz propia para iluminarlo. Ni existen sabios entre nosotros, los seres humanos, con luz propia.

Es el Santo Nombre de Jesús la única Fuente de Luz, el Sol que ilumina.

Por esto, cualquier cristiano que dé testimonio de la doctrina apostólica de la Iglesia, recibida de Cristo, es luz del mundo. Y puede iluminar a cuantos andan en tinieblas acerca de qué querer y desear hacer con sus vidas.

¿En orden a qué? En orden a Dios, meta de toda vida.

Iluminar a cuantos nos rodean de forma que vean claro que deben seguir su camino hacia Dios, y salvarse, y no condenarse, es el más grande testimonio que el Señor nos concede dar.

El grande testimonio es mostrar la Luz que conduce a la Vida.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI

2 comentarios:

  1. Debemos y podemos orar al Señor pidiéndole que venga a nosotros Su Reino y que Su voluntad se haga en la Tierra como se cumple en el Cielo.

    Después ofrecernos como herramientas para que El, como y cuando estime oportuno, nos utilice según Su voluntad.

    Las herramientas no valen más que para permitir que el artista realice su obra. No tienen más mérito que dejarse en las hábiles manos de Quien realmente sabe.

    Saludos en Cristo :)

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  2. Dices bien:

    "Las herramientas no valen más que para permitir que el artista realice su obra. No tienen más mérito que dejarse en las hábiles manos de Quien realmente sabe"

    Estos somos, herramientas de Cristo, por la Gracia. Laus Deo Virginique Matri!

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