viernes, 19 de marzo de 2010

Lo Absoluto en lo particular

En el tren, lectura. Schelling. La limitación pura de lo absoluto indivisible. Luego, reflexión. Cristo es el portador de lo Absoluto sin merma alguna de absolutidad. La persona singular, por participación, puede igualmente portar lo Absoluto, si bien de foma limitada.
Los sacramentos suministran la vida de Su absolutidad. Lo absoluto indivisible, pues, penetra en lo divisible particular. La eucaristía, de esta forma, se convierte en la acción divina por la cual el Ser absoluto e indivisible se divide sin dividirse a sí mismo. Los horizontes se abren, se dilata el tiempo y se actualiza el Calvario, en que se dividen Carne y Sangre. Se rompe la unidad de substancia y accidente (el Pan consagrado tiene los atributos del pan, pero es Cristo). Algo tan pequeño como un trozo de Hostia Blanca alberga lo absoluto sin merma alguna de absolutidad. Y se hace accesible, en proporción, al ser limitado de la persona singular.
He aquí la acción paradógica de la Santa Misa. En ella, asistimos a esta división redentora del Ser Absoluto (el Sacrificio del Logos) Asistimos al milagro inconcebible, pero absolutamente objetivo, de la limitación voluntaria del Ser Absoluto sin merma de su Ilimitación.

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