lunes, 26 de julio de 2010

Anunciación


Humana flor
y mar lejano, pasas,
frescor suave,

sobre lo esplendoroso.

Tu estancia florece, tiempo
azul, con el brotar azul
de los albaricoques.

Quiero cantar tu alma
desde lo más profundo,
en que la Voluntad del Padre
se enciende sobre nosotros
como el romper de olas
surgidas desde ti.

Resuena en mí
la hondura que florece,
canto y Madre, sueño y sol,
María,

erguida en tu primavera.

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