sábado, 13 de marzo de 2010

Bosque de Peñalosa

Aquí, en Peñalosa, todavía es posible sentirse a gusto. Retirado, a duras penas, de la terrible vida en Hispania, me refugio en la belleza atemporal de nuestros clásicos. Así, he comenzado el sábado releyendo algunos pasajes de Fundamenta Botanica de Linneo. De este autor me gusta especialmente cómo elimina los verbos en sus descripciones de plantas. La sustantivación produce resonancias intemporales; arranca a las flores su carácter efímero, extrae de ellas el movimiento, resalta lo extático y su intemporalidad para que vibre en ellas la huella del Creador, que no es borrada por la marea del tiempo. Las ilustraciones botánicas me recuerdan las flores y hojas que iluminaban los Misales y breviarios medievales.
Las innumerables investigaciones que se realizaron en los siglos XVIII y XIX sobre la naturaleza de la flor reflejan, en sus preciosos, artísticos textos, la adoración que estos autores mostraban al Creador en los detalles de su creación. Un sólo pistilo, tras la lupa, agranda la admiración. Y la admiración es el principio de la adoración- y del conocimiento auténtico. Y pienso en la actitud de aquellos científicos para los cuales el gozo espiritual de conocer lo creado, era tan importante como la utilidad práctica de sus investigaciones.
Después, recordando mi conversación de ayer con Longinos acerca del destino de los niños víctimas del aborto. He estado pensando en la increíble generosidad de Dios, que rebasa toda medida. El Señor, ¿acaso no estará deseando glorificarlos, abrazarlos de puro amor, compensarles sobreabundantemente ? Me imagino que, en su misericordia inimaginable, dará a estas criaturas inocentes todo aquello que su corazón de Padre desea darles, más allá de toda consideración y casuística ¡Qué pequeño queda el limbo para el amor infinito del Padre! ¡Qué pequeña queda la medida humana de la justicia ante la des-medida generosidad divina! Ciertamente, la opinión de mi amigo está más que fundada... en el amor gratuito de Dios.

3 comentarios:

  1. ¡Hola, Alonso!¡Cuánto me alegro de haber encontrado este pequeño oasis..! ¡Y qué hermosas-verdaderas tus palabras sobre el amor de Dios por los niños!

    También me ha parecido muy certera tu apreciación de las Ciencias Naturales, aunque ya la conocía. Parece casi una forma de resurrección, que, de una vida tan llena de depredaciones, competencias y desgracias, surjan, según la voluntad de Dios, esas criaturas tan delicadas y maravillosas.

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  2. La botánica está llena de sorpresas. Porque en ella, como en la fisiología vegetal y animal se encierran maravillas microscópicas. Decía Aristóteles en "Las partes de los animales", pero que puede hacerse extensivo a "las partes de las plantas"

    "Tras haber tratado del mundo celeste hasta el punto que nuestras conjeturas nos permiten, trataremos de los animales sin omitir, en la medida de nuestras posibilidades, a ningún miembro de dicho reino, por humilde que sea. Pues aunque algunos de ellos no tengan nada que agrade a la vista y a los demás sentidos, la percepción intelectual del arte con que han sido concebidos reserva inmensos placeres a los que saben seguir el encadenamiento de causas y están dotados para la reflexión y la filosofía"

    Me alegra, Alonso Gracián, y me da envidia tu retiro en Peñalosa. Tú sí que sabes elegir lo bueno.

    Me encantan tus frases: Qué pequeña queda la medida humana de la justicia ante la des-medida generosidad divina! Ciertamente, la opinión de mi amigo está más que fundada... en el amor gratuito de Dios.

    Juan Pablo II escribe como primera encíclica "Redemptor hominis" y como segunda "Dives in misericordie". Díos, rico en misericordia.

    Contemplar es pararse a mirar. El Principio y Fundamento de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola: "El hombre es creado para alabar, glorificar a Dios y mediante esto salvar su alma".

    Es decir:

    1. Somos criaturas.
    2. Somos creados para alabar y glorificar a Dios. Cada uno desde su puesto, desde un humilde labrador hasta un magnífico poeta. En la oración alabamos y glorificamos a Dios. Pero también en el trabajo diario hecho con amor, por amor, ...

    Que la Virgen nos ayude, que el Sagrado Corazón de Jesús sea nuestra alegría.

    Paco M.

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  3. De acuerdo, Paco, con todo lo que dices. Muy acertada la cita de Aristóteles. Es un filósofo importante, gracias a Santo Tomás, que lo filtró de paganismos y lo purificó magistralmente, en bien de la Iglesia.

    Dices muy bien en el punto segundo:

    "Somos creados para alabar y glorificar a Dios. Cada uno desde su puesto, desde un humilde labrador hasta un magnífico poeta. En la oración alabamos y glorificamos a Dios. Pero también en el trabajo diario hecho con amor, por amor"

    Cuando me di cuenta de que mi vida debía consistir en alabar y dar gloria a Nuestro Amado Señor Jesús, Salvador Nuestro, mi vida cristiana cambió radicalmente.

    Un abrazo en Cristo, desde María Inmaculada

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