jueves, 10 de junio de 2010

Cristo, Suelo seguro

En esta vida terrenal, ¿sobre qué suelo asentarnos?
Dios Uno y Trino fundamenta nuestra vida terrena. Cuida el camino trazado por los justos en esta tierra: Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el de los injustos lleva a la ruina (Sal 1, 6).

Dios fundamenta nuestra vida. Él, que asentó la tierra sobre las aguas, (Sal 135, 6) Es decir, sobre el Bautismo, como nos enseña San Jerónimo. Dios asienta, fundamenta nuestra vida sobre el Bautismo.

El Bautismo es el fundamento de nuestro camino en la tierra. Por él recibimos la fe que hemos de aumentar en Gracia, en fundamento. Alimentando las promesas de nuestro Bautismo, sus Luces, fundamentamos nuestra vida futura y accedemos a la puerta que da a la Luz, esa puerta estrecha que es Cristo, en toda encrucijada.

En toda encrucijada hemos de decidir entre la puerta de luz que es Cristo y la puerta de tinieblas que es el maligno, el pecado. Tenemos fundamento para decidir bien: El Bautismo es semillero de Luz, manantial de Luz.

Es decir: asentados sobre las aguas del Bautismo, que es la Gracia de Cristo, Agua de Vida, temblamos y no pecamos (Sal 4, 5). Pisamos la Roca asentada en el agua bautismal.

Temblamos de estremecimiento, pues la Vida del Señor nos inunda y posee si le aceptamos y le amamos.
Temblamos de amor de Dios, de temor santo a no ofenderle.
Temblamos porque navegamos en la barca de Cristo, para pescar con mucho fruto.

Para que en la tierra conozcamos tus caminos (Sal 66, 3) La tierra en que conocemos los caminos de Dios es la tierra asentada sobre las aguas, asentada sobre el Bautismo, en la encrucijada de la luz y las tinieblas. Esa tierra sobre las aguas es la barca de Cristo, es decir, la Iglesia.

En esta vida terrenal, ¿en que suelo asentarnos?
La respuesta es clara: en ese suelo de roca asentada sobre las aguas que es la Iglesia.

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