miércoles, 26 de mayo de 2010

Virtud, o el Arte de Vivir rectamente

Hoy se habla mucho de valores.
Pero más importante que los valores son las virtudes.

Los valores son las ideas que las personas tienen de las cosas que son buenas:
solidaridad, fraternidad, paz, bienestar. En su mayoría son situaciones ideales, formas de organizar la sociedad, sentimientos, etc.
Hay valores equivocados: darle excesiva importancia a los placeres de la mesa, a la diversión, al lujo... hay valores que están bien, pero también hay valores equivocados, que perjudican.

Las virtudes son otra cosa.
Las virtudes no son ideas.

Vamos a explicarlo dando un rodeo.

En la vida podemos hacer cosas buenas y cosas malas.
Hacer el bien es bueno. Nos perfecciona. Nos gusta rodearnos de personas que hacen el bien. Nos sentimos bien en su compañía, teniéndolas por amigos a los que acudir.

Hacer el mal es malo. Nos deteriora. No nos gusta rodearnos de personas que hacen el mal. Nos sentimos inseguros en su compañía, inquietos, preocupados. Nos agobia tener por amigos a personas malas.

Hacer el bien es bueno y nos hace buenos.

Pues las virtudes son la fuerza que tenemos para hacer el bien que debemos hacer. Es una fuerza que nos ayuda a :

Decidir bien (prudencia)
Actuar bien en relación a los demás (justicia)
Realizar lo decidido a pesar de posibles temores y obstáculos (fortaleza)
Sentir bien y disfrutar correctamente de las cosas (templaza)

Hacer el bien nos perfecciona.
Las virtudes nos capacitan para hacer el bien y perfeccionarnos: nos proporcionan recursos para decidir y resolver cuestiones correctamente, dar a cada uno lo que le corresponde, resistir en lo debido sin temor y afrontar situaciones difíciles, y moderar nuestro cuerpo para que el alma sea dueña de nuestra vida interior.

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