martes, 6 de diciembre de 2011

De cuál es la verdadera fuerza para operar conversiones

Absorto en la lectura de "La Puerta de los Humildes" de Bloy:

"Torturado durante toda mi vida por la miseria, llego hoy a mis setenta años sin contar con medio alguno que asegure mi subsisencia. Esta ha sido mi única recompensa humana. Pero Dios no me ha rehusado la Alegría. Sin contar las queridas criaturas que ha puesto cerca de mí, he recibido el consuelo infinito de dar algunas almas a la Iglesia. No tengo pues por qué quejarme" (noviembre 1915)

Así explica por qué se producen tantas conversiones por la lectura de sus escritos:

"mi verdadera fuerza reside en amar a María, y sólo así se explican las conversiones operadas por mis libros" (diciembre 1915)

Antes, recuerda a un amigo que el Agonizante del Huerto de los Olivos cuenta todas las gotas de sangre derramada por Él. El dolor recibido en su Nombre Él lo convierte en manantiales de misericordia que manan de la Ciudad Celeste, como torrentes de luz hacia la Ciudad Oscura, el mundo de la sombra.

Y es que cuenta Nuestro Señor todas las gotas de sangre de sus mártires, de sus testigos, para dar el ciento por uno de bienaventuranza por cada una de ellas a todos los miembros de su Cuerpo Sangrante, porque quiere y como quiere, como si fuera Sangre Suya, con una contabilidad tal que excede toda justicia.

Así se cumple la máxima de Tertuliano. Sangre de mártires, semillas de cristianos. El mismo Camino de María Dolorosa: sufrir, y que por el sufrimiento sobrenatural brote el Agua en el corazón de la Roca, y que la luz de todos los manantiales de la Comunión de los Santos, que proceden del Único Manantial, rebose con las lágrimas de María en tantos corazones secos y endurecidos...

Llego a la estación enfrascado en la lectura de estos Diarios. Muy estremecido.

Al salir del tren hacía mucho frío. Me dejé el chaquetón sin abrochar, para pasar un poco de frío por Cristo, que tanto frío hubo de padecer en la Cruz.

Camino del colegio continué, mientras caminaba muy rápido, con el libro de Bloy en la mano.Iba leyendo un pasaje cuando sentí un impulso muy grande de mirar al Cielo y clamar con silencio a Jesús: ¡Perdóname mis pecados!

Y el rostro de tantas personas que conozco que viven alejadas por completo de Dios, el rostro de los enemistados con Cristo, de los que odian a la Iglesia, de los que no creen en nada, de los que creen saberlo todo, de los que viven en pecado y desconocen la Gracia o la rechazan; el rostro de todos los que viven en tinieblas, se me presentaba como un único Rostro suplicante, mirándome con desesperado anhelo y con sombra. Era el Rostro del Dolor.

Tomé el Rosario en la mano y seguí el camino de Bloy. Le pedí a Ella tomara en su mano mi oración por tantas conversiones.

Laus Deo Virginique Matri

2 comentarios:

  1. Cercano Alonso:
    Estas reflexiones me han ayudado muchísimo. De las q mas...
    La sangre de los mártires nos preceden. La lectura del Acta de los Mártires ha vuelto ha resonar en mi interior.
    Por otra parte me ha recordado algo de las Sagrada Escrituras q he leído hace poco...: El Señor lleva cuentas solo de una cosa... de nuestras lagrimas.
    Animo!!!
    La Paz
    Y

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  2. Cercano Cornelio,

    Dios está contigo.
    La sagre de los mártires nos precede, como bien dices,

    y las lágrimas de todos los que sufren por Cristo, con Él y en Él.

    Porque las lágrimas de los hermanos del Agonizante del Huerto de los Olivos

    son la blanca sangre de todos los testimonios cruentos o incruentos.

    Gracias, y Gloria a Dios!!

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