sábado, 17 de diciembre de 2011

De un diálogo mantenido hace poco en el tren acerca de la renovación de la Iglesia

MÁXIMO: Alonso, creo sinceramente que la Iglesia necesita el tercer Concilio ya.

ALONSO GRACIÁN: ¿Para qué otro Concilio? Tenemos el CVII, que está todavía sin aprovechar y sin conocer.

MÁXIMO: Hay que renovar la Iglesia. La Iglesia se renueva en sus opiniones.

ALONSO: No estoy de acuerdo con eso, amigo mío.

MÁXIMO: ¿Ah no? ¿Dónde se renueva entonces la Iglesia? ¿En las conferencias episcopales?

ALONSO: La Iglesia sólo podrá renovarse en el tiempo y lugar de la Divina Liturgia. Que, por cierto, como diría Corbon, son un no-tiempo y un no-lugar.

MÁXIMO: ¿En la Liturgia? ¿Quieres decir que la Iglesia se hará más actual, más conforme al mundo que vivimos, si la gente va más a Misa? La gente necesita conocer a Cristo, no ir a una Misa que no le dice nada.

ALONSO: La gente no conoce a Cristo porque no conoce la Iglesia. En la Liturgia el rostro de la Iglesia se hace visible , y ese rostro de la Iglesia es el rostro de su Esposo, Jesucristo, que nos habla a través de gestos, Palabras, música, belleza.... Que la gente no conozca a Cristo es ante todo un problema de pecado, primero, y, segundo, de alejamiento de la Liturgia, de falseamiento antropocéntrico de la Liturgia.

MÁXIMO: No sé, mi párroco no sabe qué hacer para que la gente vaya a Misa. A la gente le parece un rollo. Dice un teólogo de cuyo nombre no quieres nunca acordarte :) que la Iglesia ha de tener más humanidad en sus celebraciones, para que la humanidad vaya a las celebraciones.

ALONSO: Mira, la gente podrá descubrir lo bello, lo sagrado, en el ámbito de lo litúrgico. Por una parte, la belleza lleva a Dios. Por otra, es en el ámbito de la Liturgia divina donde los sacramentos proporcionan la Gracia que abrirá la inteligencia ofuscada, ya dilatada por la belleza de la celebración.

MÁXIMO: No sé, si el centro de todo eso no interesa...

ALONSO. En Luz del mundo, Benedicto XVI habla sobre ese centro, y dice algo así como que lo que importa es que la palabra eterna y la realidad sanadora del sacramento estén en el centro de la Liturgia.

MÁXIMO: Mi párroco dice que nosotros debemos ser lo más importante de la Misa, que nuestra humanidad, nuestros sueños, nuestros valores deben ser el sustento de la Misa.

ALONSO: Mira, yo creo que eso es un error tremendo, y ese antropocentrismo está vaciando las iglesias. Es todo lo contrario. Nuestra creatividad dispersa la acción divina del Logos celebrado.

MÁXIMO: ¿Qué significa eso? ¿Qué no podemos crear nosotros lo que celebramos? Entonces la liturgia sólo es repetición de lo que han creado otros.

ALONSO: Eso significa que es el Logos eterno, es decir, Cristo, crucificado incruentamente en la Liturgia, el que ha de crear la acción terapéutica, el que ha de atraer, de llamar, de convocar, de congregar, de edificar la Iglesia eucarísticamente (como diría De Lubac) Significa que si el ser humano se pone por delante, Dios va por detrás. Y lo que mueve a conversión, a renovación, a purificación, es siempre el pensamiento de Dios, que ha de ir siempre por delante.

Dice Bloy en un pensamiento que la Liturgia la percibimos como ciertos seres perciben los cambios atmosféricos. Y creo que tiene parte de razón. La belleza que se MUESTRA en la Liturgia cala y penetra, como una lluvia, casi sin darse cuenta, y el fervor litúrgico enciende el corazón como cuando hace calor en un día de verano. Si la Liturgia se vuelve racional, renuncia a mostrar, y se empeña en DECIR COSAS, en soltar mensajes, ya no es algo inefable, sino un rollo moralista que no empapa. Ese moralismo es como si nos pusiera un impermeable y nos impidiera dejarnos calar por esa lluvia azul de la Gracia.

CONTINUARÁ

2 comentarios:

  1. Yo también creo, que mientras no tenga el ser humano a Cristo como su centro, le va a parecer que a todo le falta algo.
    y como dice el el Catecismo de la Iglesia católica n° 241 "La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana. En ella alcanzan su cumbre la acción santificante de Dios sobre nosotros y nuestro culto a Él. La Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo, nuestra Pascua. Expresa y produce la comunión en la vida divina y la unidad del Pueblo de Dios. Mediante la celebración eucarística nos unimos a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna."
    Pero también la fe es un don, por tanto si no existe ese don, siempre se va a minimizar el Sacramento de la Eucaristía, queriendo reducirlo a mero espectáculo, para que la gente este agusto.
    O quizás sea que no valoramos lo que realmente es la Santa Misa, porque ahora nada llena al ser humano, como que nada más vivimos para disfrutar y disfrutar, no sé hay cosas que no me gustan, cuando alguien dice que le falta algo a la Misa, yo pienso, no te faltará pedirle a Dios que le aumente la fe.
    Gracias Alonso.

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  2. Gracias por el comentario. De acuerdo por completo, y bien traída la cita del catecismo.

    Un saludo en Cristo

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