lunes, 13 de febrero de 2012

De la santidad objetiva e indefectible de la Iglesia

Objetivo y subjetivo. Sobrenatural y natural. Se confunden los planos, se mezclan los órdenes.

La santidad de la Iglesia procede de una sustancia objetiva inaccesible al mal: la Vida sobrenatural de su Cabeza, el Logos Viviente, el Verbo Encarnado.

Ningún pecado de los bautizados puede mancharla, alterarla, contaminarla, reducirla.

Porque la santidad de la Iglesia procede de la vida sobrenatural de Dios mismo, y ninguna sustancia creada, o ningún mal producido por criatura alguna,

puede siquiera tocarla.

A otro plano pertenece, pues, el mal de los bautizados.

Los pecados de los hijos de la Iglesia no merman su santidad objetiva, pero hieren su vida subjetiva, la vida de sus miembros, pues todo mal se difunde por el cuerpo adámico al que todos pertenecemos.

Por la Comunión de los Santos beneficiamos la vida de cada sujeto, de cada miembro. Por la comunión de los males la perjudicamos.

No son los bautizados los que hacen santa a la Iglesia,

sino la Iglesia la que santifica a los bautizados.

2 comentarios:

  1. Muchas personas confunden la santidad de la Iglesia con la santidad de quienes la formamos. Bueno, más bien nuestra falta de santidad.

    Me parece que esta confusión proviene de entender que la Iglesia es una obra humana y además partir de una visión casi agnóstica de Dios. Un Dios tan lejano que no se ocupa de nosotros.

    Pero el problema de verdad es que no se enseñe y se recalque esto en las catequesis de tantos niños y jóvenes. A veces hasta parece que algún pastor no lo llega a tener claro.

    Un abrazo en el Señor :)

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    1. Muy cierto tu comentario, Miserere.

      Efectivamente, la confusión "proviene de entender que la Iglesia es una obra humana y además partir de una visión casi agnóstica de Dios. Un Dios tan lejano que no se ocupa de nosotros.", como dices.

      Se enseña poco, se predica poco. Pero el esplendor de la Iglesia es tan potente,que cuando se predica, es fuente de un consuelo enorme y de una devoción sin limite para los que están abiertos a tanta luz.

      Un abrazo muy fuerte y muchas gracias por tu comentario.

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