viernes, 10 de febrero de 2012

De tonos y onomatopeyas

Reflexiones sobre música.

De Janequin resulta llamativa su vulgaridad. Una polifonía carnal, vestida de onomatopeyas. Imita sonidos del mundo de la caza, de los barrios bajos, de los trabajos y artesanías del mundo.

Desprez también las usa, imitando la estridulación de los grill0s, por ejemplo. Pero es más fino y delicado.

Lo contrario de Janequin es el gran Orlando de Lassus, un músico de enorme potencia espiritual. Lástima cayera en tonos profanos, que al final de su vida, sin embargo, fueron trocándose en tonos más puros y ascéticos.

Lo cómico y lo plástico también encuentran expresión en la Ensalada polifónica, sobre todo en Flecha. Pero aquí la onomatopeya está depurada por una orientación plenamente teotrópica.

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