sábado, 10 de diciembre de 2011

De adagios y remedios terapéuticos

Paso la tarde del sábado arreglando persianas, leyendo entre tornillo y tornillo a Tolkien y a Bloy, y escuchando la 7ª de Bruckner, una las obras que más amo de la historia de la música.


El Adagio de esta Sinfonía es de lo más hermoso y estremecedor que se ha compuesto.




Es impresionante en Bruckner la conjunción sobrecogedora de misticismo y plasticidad orquestal, a la manera del arte contrarreformista. Los instrumentos de viento, trompas, trompetas, trombones, sobre todo, representan en ocasiones la parte negativa de la ascesis cristiana y la terribilidad del drama del pecado. La cuerda nos habla a menudo del gozo de la salvación, y de la Belleza de Cristo y la sublime misericordia del Padre.


Bruckner se arrodillaba y oraba antes de sentarse al órgano en la capilla, o de ponerse a componer. Durante sus últimos años, dedicaba tanto tiempo a la composición como a la oración, y para él llegó un día en que no había distinción entre ambas. Cuando dedicó su 9ª Sinfonía, incompleta, "A Dios", el mundo musical burgués de su época se mofó de él. Prodigaban crueles caricaturas que ridiculizaban su físico y sus maneras sencillas y humildes. Pero él estaba cada vez más abismado en la oración y en su arte.



El estudio de Bloy, a quien también me estoy dedicando intensamente desde hace varias semanas, me continúa deparando alegrías. Un pensamiento de 1916 me emociona especialmente.


"Estoy enfermo, pero me cuidan en un asilo divino. Ese asilo es María".


Y sobre el remedio terapéutico que le proporciona, dice:


"es preciso (para sanar) que tu obediencia sea perfecta".




Una vez arregladas las persianas, no sin esfuerzo, me dedico a mi esposa e hijas.


4 comentarios:

  1. Perfectas y preciosas frases.
    Creo que Nuestra Madre es donde nos cobijamos todos los cristianos, ella es el puerto más seguro, es todo, al vidente del Tepeyac, San Juan Diego le dijo "No estas en el cruce de mis manos,
    ¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre? Me ániman mucho estas palabras cada vez que las recuerdo.
    Y la obediencia a Dios es saber hacer su voluntad.

    Me ha encantado como no tienes idea tu entrada.
    Gracias!!
    Saludos en Jesús y María.

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  2. Muchas gracias María del Rayo.Muy impresionante lo de san Juan Diego. Las frases de Bloy son como perlas, que brillan con un fulgor especial entre las sombras del mundo de hoy.

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  3. Gracias Miserere, el Adagio es precioso, desde luego.
    Un saludo en Cristo

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