miércoles, 4 de enero de 2012

Que para seguir con perfección a Cristo hemos de valernos de renuncias y humillaciones

La Escritura en Filipenses 2 nos dice:


Y luego enseña qué es lo que hizo el Señor:
"...se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo y (...)
8 se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz."

Lo que siente y lo que hace Cristo es lo mismo que Cristo quiere para nosotros.

Lo que Él siente, piensa y hace, es lo que quiere que nosotros sintamos, pensemos y hagamos.

Hemos de renunciar a nosotros mismos para identificarnos totalmente con Él.
Tanto, que es condición para seguirle en perfección:


La Vulgata lo expresa así:


ABNEGET SEMETIPSUM: abnego significa negar, renunciar, REHUSAR.
Rehusarse a sí mismo. PARA SER OTRO CRISTO.

Rehusar no es considerar mala una cosa y rechazarla por ser mala. Sino preferir no tener una cosa que legítimamente puede tenerse. Considerar que es mejor no tener algo en orden a un bien mayor. Preferir no tener lo que a uno le corresponde. Pero no como un fin en sí mismo a la manera del nihilismo budista. Sino para seguir al Señor:

"...el que quiera seguirme"... rehuse a sí mismo.

San Roberto Bellarmino explica en sus siete palabras que:

"Muchas veces hablo a sus Apóstoles sobre su Cruz, alentándolos a imitarlo a: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (Mt 16,24)."

Es decir, que al hablar el Señor de renunciar a uno mismo está hablando de la Cruz, condición para seguirle:


Rehusar a uno mismo por obediencia a la Voluntad del Padre.

Parece que en la lógica del Evangelio, la Voluntad del Padre pasa por la humillación de uno mismo.

Dios Todopoderoso ha decidido salvar al mundo por medio de una doctrina que a los ojos del mundo parece una locura. (1 Corintios 1, 18:25)

Para seguir a Cristo hemos de valernos de humillaciones y renuncias. El fin no es humillarse ni rehusar lo bueno que tengo a mi alcance. No.

El fin es seguir a Cristo, y hemos de valernos de nuestras humillaciones y mortificaciones para seguirle en suma perfección, que es el sumo goce, el puro amor al sufrimiento, que es goce sobrenatural de redención.

Porque NO BASTA OFRECER LO QUE HACEMOS. Porque si lo ofreces, es que es tuyo. No basta ofrecer tu vida si tu vida sigue siendo tuya. Has de perder tu vida por Cristo. REHUSAR LO QUE TE CORRESPONDE EN CUANTO CRIATURA, para vivir lo que te crucifica en cuanto hijo adoptivo en la cruz.

A imagen de Cristo, el Hombre celestial (1 Cor 5, 47). Para ser nosotros a su manera y a su hechura celestiales como Él.

Quien ofrece algo es porque lo está disfrutando o lo va a disfrutar. Y ese algo que disfruta puede ser bueno. Pero humillarse es RENUNCIAR, REHUSARLO, no darse el gusto por amor a Jesucristo. Y es mejor-.

Cristo podía haber salvado al mundo por medio del ofrecimiento al Padre de su vida esplendorosa y plena.

Pero prefirió un camino mejor. El de la pérdida de la propia vida, el de la humillación inimaginable, el del sufrimiento escandaloso e insoportable, el del abandono más absoluto que se pueda imaginar.

¿Por qué es esto así? Si lo entendiera del todo, es que no sería un misterio.
Dice Bloy que tanto quiso el Señor abandonarse y rehusar y despojarse de todo lo suyo, que..
hasta "su misma Madre se había convertido para Él en una extraña, puesto que se despojó de ella en favor de su discípulo" (y de todos nosotros) "antes de pedir que le dieran de beber" .

En esta locura de la cruz, es mejor incluso despojarse interiormente de los seres queridos para hacer la voluntad de Dios. DE FORMA QUE CRISTO SEA TODO, LO MÁS IMPORTANTE. Y lo demás venga después.

Bueno es que disfrutemos de las cosas hermosas y bellas de esta vida terrenal. PERO MEJOR es que renunciemos a menudo a ellas por amor a Jesucristo, que a todo renunció para hacer la Voluntad del Padre y morir abandonado en la Cruz.


Y cuando exista ocasión de lo bueno y bello y agradable, tenerlo como si no lo tuviéramos, para mayor gloria de Dios. Y hacerlo en su Nombre.

Porque no hemos de confundir lo bueno con lo mejor, y es imposible que lo mejor sea enemigo de lo bueno. Nunca es bastante!

Pues existe en nosotros por la Gracia operante una tensión constante, urgente, hacia lo mejor, que hemos de abrazar con obediencia hasta la muerte.

¿Por qué?

Porque hemos de tener LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS. Como dice el Apóstol en Filipenses 2, 5.

Humano es entonces preguntarle al Señor, ¿qué será, entonces, de nosotros, si de TODO hemos de rehusar, para seguirte, hasta de nuestra propia madre?

El mismo nos lo explica. Como en su día lo explicó a los apostoles, que todo lo dejaron por él, y el miedo a esta renuncia total les sacudió, como a nosotros.

"Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué será de nosotros? Entonces el Señor le respondió: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo el que deje casa, o hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos o campos por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna" (Mt. 19,27-29)."

Es decir, por cada cosa lícita y buena que rehuses recibiremos cien. Por la vida perdida por seguir a Cristo, recibiremos la vida eterna.

Piensa que el yugo de Cristo es ligero y su cruz se nos hará suave y preciosa. Aquí los dones de Dios y los frutos del Espíritu santo nos guiarán a perfección, y salvaremos almas en Cristo, con Él y en Él, padeciendo en nuestra carne lo que a Él le falta por padecer en la cruz. (Colosenses 1, 24)

Nada pesa tanto como la nada, dice Bloy.

"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga, ligera" (Mateo 11,28-30

Nada tan ligero y suave como la cruz del Señor..

De ella el Río de la Vida y los pensamientos sobrenaturales, de ella el dulce consuelo de los tesoros de Dios y la belleza de los planes sobrenaturales. De ella el gozo y la paz del corazón, en la perfecta libertad e independencia de la Gracia. PARA SEGUIR A CRISTO EL SALVADOR.

No lo dudemos, hermanos, hemos de valernos de renuncias gozosas sin cuento y de crueles humillaciones para seguir a Cristo, en perfecto amor robusto y fuerte a la cruz, de forma que demos gracias al Señor por todo

Laus deo Virginique Matri

No hay comentarios:

Publicar un comentario